viernes, 12 de abril de 2019

Martirologio Romano 12 de abril


SAN SABAS,
Mártir

† martirizado hacia el año 372

Patrono de lectores; víctimas de torturas.



Los sufrimientos de la vida presente
no son de comparar con la gloria venidera.
(Romanos 8, 18)


  • En Fermo en las Marcas, santa Visia, virgen y mártir. 
  • En Roma, en el cementerio de Calepodio, en el tercer miliario de la vía Aurelia, sepultura del papa san Julio I, quien, frente a los ataques de los arrianos, custodió valientemente la fe del Concilio de Nicea, defendió a san Atanasio, perseguido y exiliado, y reunió el Concilio de Sardica.
  • En Capadocia, san Sabas Godo, mártir, que durante la persecución contra los cristianos bajo Atanarico, rey de los godos, por haber rechazado tres días después de la celebración de la Pascua los alimentos inmolados a los ídolos, tras crueles tormentos fue arrojado a un río.
  • Cerca de Gap, en la provincia de la Galia, san Constantino, obispo.
  • En Pavía, de Lombardía, san Damián (Damiano), obispo, cuya carta sobre la recta fe, referente a la voluntad y al obrar de Cristo, fue leída en el Tercer Concilio de Constantinopla.
  • En Pario, del Helesponto, san Basilio, obispo, que, por defender el culto de las sagradas imágenes, padeció azotes, cadenas y exilio.
  • En la región de Calais, en la Galia, san Erkembodo, abad de Sithiu y, a la vez, obispo de Thérouanne.
  • En el monasterio de Cava, en la Campania, san Alferio, fundador y primer abad, quien, después de ser consejero de Guaimario, duque de Salerno, se hizo discípulo de san Odilón en Cluny y se distinguió en la observancia de la vida monástica. 
  • En Braga, Portugal, san Víctor, mártir, rehusó adorar un ídolo cuando todavía era catecúmeno, y confesó a Cristo Jesús con gran constancia; así, después de muchos tormentos y de ser decapitado, mereció ser bautizado en su propia sangre.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN SABAS,
Mártir

San Sabas era godo de nacimiento. Como rehusara comer carne inmolada a los ídolos, diciendo que prefería antes morir que ofender a Dios, se lo despojó de sus vestidos, se lo arrastró sobre espinas, se lo torturó cruelmente y, finalmente, fue arrojado a un río. En medio de los suplicios daba gracias a Dios por haberlo juzgado digno de padecer por su causa. Imitemos su constancia y agradezcamos a Dios en las aflicciones como en la prosperidad. Murió el santo en el año 372.


MEDITACIÓN
SOBRE LA NECESIDAD DE LOS SUFRIMIENTOS

I. La palabra del Salvador: Renúnciate a ti mismo y lleva tu cruz, no ha sido dicha para los religiosos solamente; se dirige a todos los cristianos en general. La vida cristiana es un trabajo sin descanso, porque hemos de combatir sin cesar nuestros deseos, apartarnos de lo que nos place y hacer lo que nos desagrada. Pero consolémonos: si llevamos nuestra carga con amor, Dios la hará ligera. Para los que aman a Dios es más fácil cercenar siempre sus apetitos, que para los que aman al mundo contenerlos algunas veces (San Agustín).

II. Además de la violencia que debemos hacernos a nosotros mismos para mortificar nuestras pasiones, Dios nos enviará pruebas de toda clase. Aceptémoslas, no solamente con resignación, sino con fe y gratitud: es una prueba del amor de Dios hacia nosotros. ¿Cuál es el hijo, dice San Pablo, a quien Dios no corrige? pues el Señor castiga misericordiosamente a los hijos que ama. Así, pues, persevera en la sumisión, prosigue el gran Apóstol; si Dios no te castiga, es porque no te tiene por hijo legítimo, sino por bastardo. El que no sufre en el exilio no se regocijará en la patria (San Agustín).

III. San Sabas ve a los ángeles que lo llaman desde la otra orilla del río al que lo van a precipitar, y conjura a sus verdugos a que apresuren su suplicio. En tus pruebas vuelve los ojos al Cielo. Considera lo que se te ha prometido; para quien tiene en vista la recompensa nada hay que no le parezca leve y fácil, y la esperanza del salario suaviza la fatiga del obrero (San Jerónimo).

El pensamiento del cielo.
Orad por los afligidos.


ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado Sabas, vuestro mártir, cuyo nacimiento al cielo honramos, nos fortifique en el amor de vuestro Santo Nombre. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.








Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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