miércoles, 19 de junio de 2019

Martirologio Romano 19 de junio


SANTA JULIANA DE FALCONIERI,
Virgen

n. 1270 en Florencia, Italia; † 1341 en Florencia, Italia

Patrona de los enfermos. Protectora contra las enfermedades del alma.



Quien come mi carne y bebe mi sangre,
en Mí mora y Yo en él.
(Juan 6, 57)


  • En Florencia, santa Juliana de Falconieri, Virgen, que fue Fundadora de las Hermanas de la Orden de Siervos de santa María Virgen, y por el Papa Clemente XII fue puesta en el número de las santas Vírgenes.
  • En Milán, los santos Mártires Gervasio y Protasio, hermanos; al primero mandó el Juez Astasio que le azotaran con cordeles emplomados hasta expirar; al otro, después de apaleado, que le cortaran la cabeza. Sus cuerpos hallolos por divina revelación san Ambrosio, bañados en sangre y tan incorruptos como si en aquel mismo día hubiesen sido martirizados. En su traslación recobró vista un ciego al contacto del féretro y muchos endemoniados se vieron libres.
  • En el monasterio de Val di Castro, en el Piceno, el tránsito de san Romualdo de Ravena, Anacoreta y Padre de los Monjes Camaldulenses, que reformó en Italia la disciplina eremítica, a la sazón relajada, y la propagó maravillosamente. Su fiesta se conmemora el día 7 de Febrero, en que sus sagradas reliquias fueron trasladadas a Fabriano.
  • En Arezo de Toscana, los santos Mártires Gaudencio, Obispo, y Culmacio, Diácono, que en tiempo de Valentiniano fueron muertos por el furor de los Gentiles.
  • El mismo día, san Bonifacio, Obispo y Mártir, discípulo de san Romualdo. Enviado por el Romano Pontífice Gregorio V a predicar el Evangelio en Rusia, pasó ileso por el fuego y bautizó al Rey con su gente; por lo cual, enfurecido el hermano del Rey, le quitó la vida, y así recibió la deseada corona del martirio.
  • En Ravena, san Ursicino, Mártir, el cual, después de muchos tormentos, perseverando constante en la confesión del Señor, por sentencia del Juez Paulino, consumó el martirio, siendo decapitado.
  • En Sozópolis de Pisidia, san Zósimo, Mártir, que en la persecución de Trajano, al cabo de acerbos suplicios, degollado por orden del Presidente Domiciano, pasó victorioso al Señor.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SANTA JULIANA
DE FALCONIERI,
Virgen


Juliana apenas si sabía balbucear cuando ya se la oía en su cuna pronunciar distintamente los santos nombres de Jesús y María. Tanta era su modestia, que nunca miró la cara de un hombre; tanto su fervor por la oración, que pasaba días enteros orando; tanta su caridad por el prójimo, que nada era capaz de detenerla cuando se presentaba la ocasión de hacer un servicio. Soportó con rostro siempre alegre una larga y dolorosa enfermedad. Una sola cosa la afligía: no poder, a causa de sus vómitos continuos, recibir el cuerpo de Nuestro Señor. En su lecho de muerte, pidió que por lo menos se le acercase al pecho la Santa Hostia. Accedió el sacerdote a su pedido; pero la Hostia desapareció y, al mismo tiempo, sonriendo, expiró Juliana. Cuando se la envolvió en el sudario, encontrose impresa en su pecho, como un sello, la sagrada Forma. Su muerte acaeció en 1341.



MEDITACIÓN
SOBRE LA COMUNIÓN FRECUENTE


I. La frecuente recepción del Sacramento del altar avivará tu fe. Es el misterio de fe por excelencia: las delicias inefables que experimentarás después de una comunión bien hecha serán para ti una prueba sensible de la presencia de Dios. La Comunión fortificará tu esperanza, porque la Eucaristía es la prenda del amor que Dios te profesa. En fin, perfeccionará tu caridad para con Dios y el prójimo; Jesús, en efecto, quiso darse a nosotros por amor; ha querido darse a los pobres como a los ricos, para enseñamos a amar igualmente a todos los hombres en su Persona.

II. Muy grandes mercedes recibirás por la virtud de este Sacramento, todas las veces que te acerques a él dignamente. Dios te colmará de gracias especiales proporcionadas a la preparación que para ello pongas. Además, este pan de ángeles, este vino que engendra vírgenes, es todopoderoso para someter la carne al espíritu y reprimir los movimientos de la sensualidad. Quien ame el pan de los ángeles será enemigo de su propia carne (San Gregorio de Niza).

III. Recibe, pues, a Jesucristo; si tu amor es tibio, se inflamará mediante la recepción de este Sacramento, porque es la fuente del fervor y de la devoción. No temas que la familiaridad engendre el menosprecio; por el contrario, ella te hará descubrir en Jesús nuevas hermosuras y acrecentará así tu amor por Él. Si te acercas a él con estas disposiciones, encontrarás allí remedio para todas las enfermedades de tu alma (San Juan Crisóstomo).



La devoción al Santísimo Sacramento.
Orad por los enfermos en peligro de muerte.


ORACIÓN
Oh Dios, que consolasteis en su lecho de muerte a la bienaventurada Juliana, vuestra virgen, alimentándola milagrosamente con el precioso cuerpo de vuestro Hijo, haced, os lo suplicamos en nombre de sus méritos, que, alimentados y fortificados en nuestra última hora por el divino Viático, logremos llegar a la patria celestial. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.









Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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