Dom Prospero Gueranger
SANTO TOMÄS,
APOSTÓL
Es la última fiesta que va a celebrar la Iglesia antes del Nacimiento de su Señor y Esposo. Las Ferias mayores son interrumpidas para honrar a Santo Tomás, Apóstol de Cristo, cuyo glorioso martirio, consagró este día para siempre, procurando al pueblo cristiano un poderoso introductor ante el divino Mesías. Era muy conveniente la aparición de este gran Apóstol en el ciclo en estos días, para que su intercesión ayudase a los fieles a creer y esperar en ese Dios a quien no ven todavía, y que va a venir a ellos sin ruido ni esplendor, para probar su Fe. También Santo Tomás dudó un día, y sólo comprendió la necesidad de la fe después de haber pasado por las sombras de la incredulidad: Justo es que acuda ahora en ayuda de los hijos de la Iglesia y aue les haga fuertes contra las tentaciones que les podrían sobrevenir por parte de la orgullosa razón. Dirijámonos, pues, a él confiadamente; y desde el trono refulgente en que se ha colocado con su arrepentimiento y su amor, pedirá seguramente para nosotros la docilidad de la Inteligencia y del corazón que necesitamos, para ver y reconocer a Aquel que es el Deseado de las naciones, y que a pesar de estar destinado a reinar sobre ellas sólo anunciará su llegada por unos débiles vagidos de niño, y no por la voz potente de un amo. Mas, leamos ya el relato de los Hechos del santo Apóstol. Nos lo presenta la Iglesia en forma abreviada.
Vida
El Apóstol Tomás, llamado también Dídimo, era natural de Galilea. Después de recibir el Espíritu Santo, predicó el Evangelio en diversas provincias. Enseñó los mandamientos de la fe y de la vida cristiana a los Partos, Medos, Persas, Hircanlanos y Bactrienos. Llegó hasta la India, a cuyos pueblos predicó también la religión cristiana. En este país logróse captar la admiración de todos por la santidad de su vida y doctrina, y por la fama de sus milagros: consiguiendo encender en los corazones un vivo amor de Jesucristo. Irritóse el rey de la reglón, pues era un fanático idólatra; por orden suya fué condenado a muerte el santo Apóstol y traspasado con saetas en Calamina, añadiendo al honor del apostolado la corona del martirio (1).
¡Oh Apóstol glorioso, evangelizador de tantas naciones infieles! a ti se dirigen ahora las almas fieles, para que las acerques a ese mismo Cristo, que dentro de cinco días va a revelarse a la Iglesia. Ante todo, para merecer presentarnos ante su divina presencia necesitamos una luz que nos conduzca hasta El. Esa luz es la Fe: pídela para nosotros. El Señor se dignó condescender un día con tu flaqueza, asegurándote en las dudas que tenías sobre la realidad de su Resurrección; ruega para que se digne sostener también nuestra poca fe, haciéndose sensible a nuestro corazón. Con esto, no queremos pedir, oh santo Apóstol, una visión clara, sino sólo una Fe sencilla y dócil, pues el que viene a nosotros, dijo también cuando se te apareció: Felices los que no vieron y creyeron. Queremos ser de este número. Alcánzanos, pues, esa Fe que nace del corazón y de la voluntad, para que, en presencia del divino Niño envuelto en pañales y recostado en el pesebre, podamos también exclamar contigo: ¡Señor mío y Dios mío! Ruega, oh santo Apóstol, por las naciones que evangelizaste y que han vuelto a sumirse en las sombras de la muerte. Haz que llegue pronto el día en que el Sol de justicia vuelva a iluminarlas. Bendice las fatigas de los hombres apostólicos que consagran sus sudores y su sangre a la obra de las Misiones; logra que se abrevien los días de las tinieblas, y que las regiones regadas con tu sangre, vean por ñn comenzar el reino de Dios que tú las anunciaste y nosotros esperamos.
Notas
1 .A falta de las Acta Thomae rechazadas por los Padres del siglo iv, hay otros testimonios, entre ellos el de Orígenes que nos permiten localizar el campo de apostolado de Sto. Tomás en las regiones orientales vecinas de Mesopotamia. La tradición de su misión en la India tiene al menos en su favor el hecho de que ésta recibió el Evangelio en tiempo de los Apóstoles. Pero los Indos de rito siro-malabar fueron evangelizados probablemente por un misionero nestoriano, homónimo del Apóstol. Sabemos que sus reliquias se haliaban en el siglo III en Edesa, donde el autor de la Peregrinado Egeriae las veneró hacia el año 400; desde 125S están en Ortona (Italia) y un brazo suyo se conserva en la Colegiata de San Nicolás de Bari.
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario