En aquel tiempo: Siendo Jesús de doce años cumplidos, subieron, según la costumbre de la fiesta a Jerusalén; mas a su regreso, cumplidos los días, se quedó el niño Jesús en la ciudad, sin que sus padres lo advirtiesen. Pensando que Él estaba en la caravana, hicieron una jornada de camino, y lo buscaron entre los parientes y conocidos. Como no lo hallaron, se volvieron a Jerusalén en su busca Y, al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos e interrogándolos; y todos los que lo oían, estaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo ( sus padres ) quedaron admirados y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? Tu padre y yo, te estábamos buscando con angustia”. Les respondió: “¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que conviene que Yo esté en lo de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron las palabras que les habló. Y bajó con ellos y volvió a Nazaret, y estaba sometido a ellos, su madre conservaba todas estas palabras ( repasándolas ) en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, como en estatura, y en favor ante Dios y ante los hombres.
Lucas II, 42-52
Domingueras Prédicas II
R.P. Leonardo Castellani
Domingo Primero después de Epifanía.
La Sagrada Familia (1965)
San Lucas es el único Evangelista que nos cuenta la niñez de Cristo; dice que la averiguó de testigos, en Palestina (1); la Santísima Virgen solamente pudo haber sido. San Lucas resume la niñez (y juventud) de Cristo (30 años) con estas palabras: "Y volvieron a Nazareth y estaba sujeto a ellos; y crecía en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y delante de los hombres." Un solo incidente extraño rompe estos 30 años de paz familiar, trabajo, cariño y aprendizaje. Hoy es la fiesta de la Sagrada Familia: un incidente que pasó justamente porque era sagrada ...
Este incidente extraño es la Pérdida y Hallazgo del Niño en el Templo: doce años, ya no era niño. Era para Él la segunda Presentación en el Templo, equivalente a nuestra Confirmación: ese día el adolescente aceptaba la Ley de Dios y era hecho "Hijo de la Ley". Se quedó en el Templo sin avisar a sus padres. Lo hallaron al tercer día, en medio de los Doctores, interrogando y respondiendo. Otra interrogación y respuesta se cruzó entre Él y su Madre, que dejó pasmados a los Doctores.
Otra interrogación se nos pone a nosotros. La respuesta la dio Él: "porque tenía un quehacer de su Padre". Eso no tiene dificultad. Dios Padre está por encima del Padre carnal y del Padre adoptivo. Otra pregunta tiene dificultad: ¿por qué no avisó a su Madre? La respuesta es, según creo: "porque no pudo".
Esta pregunta no se la ponían los Santos Padres y Exégetas antiguos: es inútil buscar en ellos una respuesta. Nosotros tenemos que ponerla porque apareció en Francia un médico loco, Binet Sanglé, que escribió un libro para probar que Cristo fue un loco; y cita por primero esta segunda Epifanía de Cristo para probar que está loco.
Conociendo las costumbres judías, uno puede ver la escena: los Doctores enseñaban al pueblo los días cercanos a la Pascua preguntando y respondiendo, y allí estaba Jesús solo. De repente llamó la atención por una pregunta o una respuesta. Hablaban del Mesías sin duda, no hablaban de otra cosa entonces. Lo llamaron y lo hicieron sentar entre ellos: supongo Cristo les empezó a hacer ver un Mesías diferente del supuesto por ellos: citando a Isaías y Zacarías habrá empezado a apuntar un Mesías manso y benigno, pobre y humilde, Salvador de pecados y no un Rey armado, victorioso y prepotente. Estaban estupefactos todos, dice San Lucas, de su discernimiento. El Sumo Sacerdote o el que allí presidía le mandó se quedara allí; y Él obedeció ciegamente, como había jurado aquel día, a la autoridad religiosa.
Dirán que esto no está en el Evangelio. Puede que esté: en la respuesta que El dio a su Madre: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los quehaceres de mi Padre Yo debía estar?" Así puesta, esta respuesta no tiene atadero posible: la Virgen debería haber replica-
do: "¿Cómo no te habíamos de buscar?" Pero Jesús dijo: "¿Por qué me buscabais allí?". "Ezeetelte", dice el texto griego. Lo habían buscado entre los conocidos y amigos. Es como si Jesús hubiese dicho: "Si Yo me pierdo, no me busquen entre mis primos y primas sino en
el Templo."
Yo no veo otra explicación fuera désta. Todas esas palabras de asombro que repite Lucas... fue la primera salida de Cristo como Mesías, y es misteriosa por lo tanto: el misterio de las virtudes perfectas.
Un místico español, San Alonso Rodríguez, que fue un leguito jesuita portero del Colegio de Mallorca, escribió un tratadito que se llama "El Misterio de las Virtudes Perfectas", donde dice que las virtudes perfectas son diferentes de las virtudes comunes no solamente en grado sino en natura; y tiene razón, porque las virtudes perfectas son puro amor de Dios, que es virtud teologal, y no son ya Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, que son virtudes morales (2). Y así él hacía cosas raras como Jesucristo y como muchos otros Santos. Por ejemplo, un día el Superior le dijo: "Espéreme allí", y se fue y se olvidó; y él se quedó allí esperando seis horas hasta que el Superior distraído lo encontró y le dijo: "¿Qué está haciendo allí?" "Obedeciendo. Su Reverencia me dijo que esperara." Puede que también haya habido allí un chiste para corregir al Superior de sus distraimientos.
Muchos Santos han hecho cosas raras o no comunes, movidos por el Espíritu Santo, cosas ADMIRABLES Y NO IMITABLES: como San Francisco de Asís, Santa Juana Francisca Chantal, San Luis Gonzaga, San Benito Labre. El Cura Brochero le dio a un pobre en la calle todo el dinero que llevaba y después se fue a pie desde plaza General Paz hasta Alta Córdoba; y eso que entonces el tranvía costaba 10 centavos (3).
Pero también a nosotros nos toca un poco el misterio de las virtudes perfectas; porque la conducta del cristiano no es comprendida por el mundo; y a veces es reprochada, aborrecida o explotada.
Notas
l. Lucas l, 1-4.
2. La caridad es causa de toda la bondad de nuestra alma; es superior a otras virtudes como causa motriz, como fin y también como forma, pues hacia Dios la voluntad inflamada de amor sobrenatural, arrastra todos virtuosos y les impone así su propio sello. Sobre esto, ver la Homilía del Octavo después de Pentecostés, nota 1 de página 224 todas las al lanzar
los actos Domingo
3. "Los santos son soberanamente libres. Cuando una santa abandona sus hijos o los expone a rebelarse por entrar religiosa; cuando otra deja asesinar a su hermano a la puerta del convento por no violar la clausura; cuando un santo se desnuda del todo delante de su Obispo por amor a la pobreza; cuando otro se hace mendigo y escandaliza a la gente con sus piojos; cuando otro abandona a su mujer la noche de bodas y se esconde de ella veinte años; cuando otro deja sus deberes de estado y se hace galeote por amor a los galeotes; cuando otro se deja condenar injustamente por guardar silencio ante una acusación calumniosa ... éstos pasan la medida. ¿Qué digo? Ellos tienen otra medida; como Cristo cuando se quedó en el Templo contra la voluntad de sus padres." "Adrede he recordado a Santa Chantal, Santa Margarita, San Francisco, San Benito Labre, San Alejo, San Vicente de Paul y San Alonso para jorobar a los democristianos, y recordar la irreversibilidad de la Prudencia, sobre todo cuando está inflamada por el don de Consejo, o sea, la inspiración del Espíritu Santo" (Castellani, "Las Parábolas de Cristo", Parábola de los Patrones Prudentes).
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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