viernes, 10 de abril de 2020

Martirologio Romano 10 de abril


SAN MACARIO,
Obispo y Confesor

n. Antioquía; † 10 de abril de 1012, Gante (Bélgica)

Protector contra las pestes y plagas.


Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
(Mateo 5, 5)


  • En África, santos Terencio, Africano, Máximo, Pompeyo, Alejandro, Teodoro y cuarenta compañeros, mártires que, bajo el emperador Decio murieron por su fe cristiana. 
  • En Alejandría, de Egipto, san Apolonio, presbítero y con cinco compañeros mártires, durante la persecución de Maximiano.
  • En Auxerre, de Neustria, san Paladio, obispo, que fue abad del monasterio de San Germán y, recibido el episcopado, participó en muchos concilios y se dedicó a restaurar la disciplina eclesiástica.
  • En Gavelo, en el territorio de Venecia, san Beda el Joven, monje, que, después de estar sirviendo durante cuarenta y cinco años al emperador Carlomagno, eligió servir el resto de su vida al Señor en el monasterio.
  • En Chartres, en Francia, san Fulberto, obispo, cuya doctrina nutrió a muchos, y con munificencia e ingenio comenzó la iglesia catedral, promoviendo la devoción a la Virgen María, Reina de Misericordia.
  • En Gante, en Flandes, san Macario, peregrino, quien, recibido entre los monjes de San Bavón, al año siguiente falleció consumido por la peste.
  • En Valladolid, en España, san Miguel de los Santos, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, que se entregó por completo a obras de caridad y a la predicación de la palabra de Dios.
  • En Verona, en el territorio de Venecia, santa Magdalena de Canossa, virgen, que espontáneamente renunció a todas las riquezas de su patrimonio para seguir a Cristo y fundó un instituto doble: el de las Hijas y el de los Hijos de la Caridad, para fomentar la instrucción cristiana de los niños.



Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SAN MACARIO,
Obispo y Confesor

A causa de sus extraordinarias virtudes, fue elevado San Macario a la dignidad de patriarca de Antioquía. Con el fin de huir de los honores, abandonó esta ciudad yendo en peregrinación a Jerusalén. Capturado por los sarracenos, logró escapar y se fue a Flandes donde murió gloriosamente cuidando enfermos de peste. Tenía siempre a mano un pañuelo, para secarse las lágrimas que le hacían derramar los pecados de su pueblo. Murió en Gante, el 10 de abril de 1012, en el monasterio de San Bávon. Se lo invoca contra la peste.


MEDITACIÓN
SOBRE CUÁL DEBE SER EL MOTIVO DE NUESTRAS LÁGRIMAS

I. Llora tus miserias: el mundo es un valle de lágrimas, lleno de innúmeras calamidades, donde los placeres mismos son fuente de mucho llanto; nuestros cuerpos son la prisión de nuestras almas; nuestras enfermedades son los verdugos de nuestro cuerpo; no es nuestra vida sino una serie continua de dolores y aflicciones. Nacemos y vivimos en lágrimas, morimos en dolores, suspiros y sollozos. Con todo amamos esta vida y huimos de la muerte que debe poner término a nuestros dolores y a nuestras lágrimas.

II. Llora tus pecados como David, que bañaba el lecho con sus lágrimas, que mojaba su pan en llanto. ¡Si lloras la pérdida de un amigo, de un pariente, de un pleito, qué lágrimas no deberá arrancarte la pérdida del paraíso, que tus pecados te arrebataron! Llora también los pecados de los demás si amas a Nuestro Señor Jesucristo, porque esos pecados de nuevo lo crucifican.

III. Consuélate, tú, que lloras por tus miserias y tus pecados. Pasa el tiempo de tu exilio; inadvertidamente te acercas a la patria. Dios enjugará todas tus lágrimas en el cielo; ya desde esta vida calma tu llanto, si mana del dolor de tus pecados. ¿Qué gozo puede compararse en este mundo al gozo de llorar nuestros pecados? Si es tan deleitoso llorar por Jesús, ¿qué no será regocijarse con Él? (San Agustín).

La compunción.
Orad por los obispos.


ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Macario, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.





Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.








Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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