SAN LORENZO,
Diácono y Mártir
n. en Huesca, España; † martirizado hacia el año 258
Patrono de los comediantes; archivistas; bibliotecarios; bibliotecas; carniceros; cocineros; diáconos; cristaleros; lavanderos; indigentes; seminaristas; niños escolares; viticultores.
El que ama su vida, la perderá,
El que ama su vida, la perderá,
mas el que aborrece su vida en este mundo,
la conservará para la vida eterna.
(Juan 12, 25)
- En Roma, en la vía Tiburtina, el triunfo de san Lorenzo Arcediano, el cual, en la persecución de Valeriano, después de muchísimos tormentos de cárcel, varios azotes, varas, plomadas y láminas candentes, por último asado en unas parrillas de hierro, consumó el martirio. Su cuerpo fue sepultado por san Hipólito y el Presbítero Justino en el cementerio de Ciríaca, en el campo Verano.
- En España, la Aparición de santa María Virgen, llamada de la Merced, que con este título instituyó la Orden de Redención de Cautivos. Su fiesta se celebra el 25 de Septiembre.
- En Roma, el suplicio de ciento sesenta y cinco santos soldados Mártires, en tiempo del Emperador Aureliano.
- En Alejandría, la conmemoración de los santos Mártires que, en la persecución de Valeriano, de orden del Presidente Emiliano, atormentados por mucho tiempo con varios y refinados suplicios, lograron con diversos géneros de muerte la palma del martirio.
- En Bérgamo, santa Asteria, Virgen y Mártir, en la persecución de los Emperadores Diocleciano y Maximiano.
- En Cartago, las santas Vírgenes y Mártires Basa, Paula y Agatónica.
- En Roma, san Diosdado, Confesor, el cual, cuanto ganaba en la semana con el trabajo de sus manos, lo repartía el sábado a los pobres.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN LORENZO,
Diácono y Mártir
San Lorenzo, diácono de la Iglesia de Roma, viendo al Papa San Sixto marchar a la muerte, le dijo con tristeza: “Oh padre mío, ¿adónde vas sin tu hijo?” “No te abandono –respondiole el pontífice–, me seguirás dentro de tres días”. En efecto, Lorenzo fue prendido; y como le pidiesen los tesoros de la Iglesia, llevó ante el tirano a los pobres a quienes se los había distribuido, diciendo: “He aquí los tesoros de la Iglesia”. Fue colocado sobre una parrilla ardiente, y, poco después, dijo al perseguidor: “Dadme vuelta, estoy bastante cocido de este lado”. Lo dieron vuelta, y añadió poco después: “Está bastante cocido; podéis comer”. Murió en el año 258, bajo Valeriano, dando gracias a Dios por la merced que le concedía de poder sufrir por Él.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN LORENZO
I. De tal modo abrasaba a San Lorenzo el amor de Dios, dice San Agustín, que su cuerpo no sentía las llamas que lo consumían. Cuando se ama a Dios, no se ama el cuerpo ni los placeres carnales; se desprecia la vida y se desea la muerte. Siendo así, oh Dios mío, ¡cuán débil es mi amor por Vos! ¡Qué mal he aprovechado el tiempo que me concedéis! Es perder la vida no amar a Dios (San Agustín).
II. Su paciencia es admirable: no espera los tormentos, sale a su encuentro; sube al instrumento de su suplicio como a un carro de triunfo; urge a sus verdugos a que vuelvan su cuerpo para aumentar sus sufrimientos. Si amas tu cuerpo, si lo acaricias en esta vida, menester será experimentar en la otra o los fuegos del infierno o los del purgatorio. ¿Quién no preferiría arder una hora con San Lorenzo a soportar toda una eternidad el fuego del infierno? (San Agustín).
III. San Lorenzo eleva su mirada al cielo y agradece a Dios el honor que le hace de aceptar el sacrificio de su vida. En tus aflicciones, imita su ejemplo: dirige tus miradas al cielo para pedir a Dios la gracia de sufrir con valentía; agradécele que ejercite tu paciencia y te juzgue digno de sufrir algo por Él. ¡Ingrato! ¡no agradeces a Dios sino cuando te concede favores temporales! El mayor presente que Dios puede hacerte es la santidad, y la santidad no se adquiere sino por los sufrimientos.
El amor de Dios
Orad por el Papa
ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, que habéis dado a San Lorenzo la gracia de triunfar de las llamas que lo consumían, dignaos extinguir en nosotros el fuego de las pasiones culpables. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
No hay comentarios:
Publicar un comentario