SAN JUAN CRISÓSTOMO,
Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia
n. hacia el año 347 en Antioquía; † hacia el año 407
Doble Mayor
(ornamentos blancos)
Doble Mayor
(ornamentos blancos)
Ésta es la voluntad de Dios, que obrando bien
tapéis la boca a la ignorancia de los hombres necios.
(1 Pedro 2, 15)
- San Juan Crisóstomo, Obispo de Constantinopla, Confesor y Doctor de la Iglesia, celestial Patrono de los Oradores sagrados, que descansó en el Señor el día 14 de Septiembre. Su sagrado cuerpo, trasladado tal día como hoy, en tiempo de Teodosio el Joven, a Constantinopla, y de allí, más tarde, a Roma, fue depositado en la Basílica del Príncipe de los Apostóles.
- En Brescia, el tránsito de santa Ángela Mérici, Virgen, de la tercera Orden de san Francisco, que fundó la Congregación de Vírgenes de santa Úrsula, cuyo principal cargo fuese enderezar a las niñas por los caminos del Señor. Su festividad, por decreto del Papa Pío IX, se celebra el 31 de Mayo.
- En Mans de Francia, el tránsito de san Julián, primer Obispo de aquella ciudad, enviado allá por san Pedro a predicar el Evangelio.
- En Sora, san Julián, Mártir, el cual, en la persecución de Antonino y siendo Presidente Flaviano, fue preso, y habiéndose caído el templo de los ídolos mientras él era atormentado, cortada la cabeza, recibió la corona del martirio.
- En África, san Avito, Mártir.
- Allí mismo los santos Mártires Dacio, Reatro y sus Compañeros, martirizados en la persecución Vandálica.
- Igualmente, los santos Dativo, Julián, Vicente y otros veintisiete Mártires.
- En Roma, san Vitaliano, Papa.
- En el monasterio de Bovon, en Francia, san Mauro, Abad.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN JUAN CRISÓSTOMO,
Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia
He aquí el modelo del orador cristiano; escucha sus palabras, imita sus ejemplos. A nadie deja de fustigar, porque a nadie teme; sus palabras son de oro todas, de oro abrasado por el fuego del Espíritu Santo. Su elocuencia es divina, inquebrantable su paciencia, su vida toda celestial. Aconteció su muerte en el año 407.
MEDITACIÓN
SOBRE EL BUEN EJEMPLO
I. San Juan Crisóstomo predicaba tanto con sus ejemplos como con sus discursos. El buen ejemplo produce tres diferentes impresiones en nuestro espíritu. Nos hace amar lo que admiramos, pues la virtud tiene encantos que arrebatan nuestro corazón; en segundo lugar, nos hace falta desear llegar a ser semejantes a los que admiramos; en fin, facilita la práctica de la virtud. Cada uno de nosotros querría ser virtuoso si no existieran las dificultades que imaginamos que encontraremos en el camino de la virtud. El buen ejemplo derriba este obstáculo al mostrar que no es difícil hacer lo que tantos jóvenes y tantas personas delicadas hacen sin pena, y aun con placer. Ánimo, alma mía, nada han hecho los santos que no puedas llevar a cabo con la gracia de Dios.
II. Nada podemos hacer que sea más agradable a Dios, más útil al prójimo y a la salvación de nuestra alma, que predicar la virtud con nuestro ejemplo. Los justos, dice San Juan Crisóstomo, son cielos que narran la gloria de Dios y dan a conocer su poder y su bondad. Acaban la obra de la Redención, convirtiendo al prójimo mediante su vida santa. ¡Qué felicidad para ti, poder contribuir con tus buenos ejemplos a la conversión de un alma por la cual ha muerto Jesucristo, y que sin ti no hubiera aprovechado la sangre derramada por el Salvador! ¿Dejará Dios de recompensar tu celo?
III. Realiza todas tus acciones por el doble motivo de agradar a Dios y edificar al prójimo. Suprime tus acciones, aun las indiferentes, que puedan escandalizar a tu hermano. ¡Jesucristo murió por él y tú no te quieres privar de un pequeño placer para contribuir a su santificación! Señor, si no puedo predicar la modestia y la humildad desde el púlpito, las predicaré mediante una vida humilde, mediante un exterior modesto y recatado. Es el medio con que cuento para imitaros, oh Señor Jesús, a Vos que durante treinta años nos habéis enseñado con vuestro ejemplo, y que sólo durante los tres últimos años de vuestra vida predicasteis. El testimonio de la vida es más eficaz que el de la lengua: cuando la lengua calla, hablan los actos (San Cipriano).
El respeto por la palabra de Dios.
Orad por los predicadores.
ORACIÓN
Señor, dignaos difundir cada vez más las riquezas de vuestra gracia en vuestra Iglesia, que habéis querido ilustrar con los gloriosos méritos y doctrina de vuestro confesor San Juan Crisóstomo. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
Visto en Tradición Católica
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