SAN ESTEBAN,
Rey de Hungría
n. 969 en Esztergom, Hungría; † 15 de agosto de 1038
Patrono de los albañiles; Hungría; reyes.
Protector contra la mortalidad infantil.
y quien es santo santifíquese más.
(Apocalipsis 22, 11)
- San Esteban, Rey de los Húngaros y Confesor, que durmió en el Señor el 15 de Agosto.
- En Roma, Santa Máxima, Mártir, que durante la persecución de Diocleciano, confesando a Cristo a una con san Ansano, mientras la apaleaban entregó su espíritu.
- En Pamiers de Francia, san Antolín, Mártir, cuyas reliquias se conservan con gran veneración en Palencia de España.
- Igualmente los santos Mártires Diomedes, Julián, Felipe, Eutiquiano, Esiquio, Leónides, Filadelfo, Menalipo y Pantágapas; de los cuales unos consumaron el martirio en el fuego, otros en el agua, y otros por la espada y en la cruz.
- En Nicomedia, los santos Mártires Zenón y sus hijos Concordio y Teodoro.
- En Lyon de Francia, san Elpidio, Obispo y Confesor.
- En el Piceno, otro san Elpidio, Abad, cuyo nombre tomó el pueblo que se gloría de poseer su santo cuerpo.
- En el monte Soracte, san Nonoso, Abad, el cual con su oración trasladó de un lugar a otro un gran peñasco, y resplandeció con otros milagros.
- El mismo día, la Conmemoración de los santos hermanos Mártires Evodio, Hermógenes y Calixta. Padecieron el martirio en la ciudad de Siracusa, en Sicilia, y de ellos se hace mención también el 25 de Abril.
- En Lyon de Francia, la Traslación de los santos Justo, Obispo y Confesor, y Viador, que había sido su ministro, cuyos tránsitos se conmemoran, respectivamente, el 14 y el 21 de Octubre.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN ESTEBAN,
Rey de Hungría
San Esteban, duque de Hungría en el año 997, combatió victoriosamente, aun a mano armada, contra la rebeldía, la idolatría y la esclavitud en sus Estados, y dio ejemplo a sus súbditos de todas las virtudes. Una gran parte de las noches pasábala orando y meditando, y, para con los pobres, mostraba una gran generosidad verdaderamente real hasta llegar a vender su vajilla para socorrerlos. Recibió la corona real del Papa Silvestre II y dividió su reino en once diócesis, después de haber llamado a él a una cantidad de clérigos y monjes. Este rey apóstol, para favorecer las relaciones entre los pueblos, fundó hospitales con monasterios en Jerusalén, Constantinopla, Roma y Ravena. Una madre cristiana, Gisela de Baviera, lo había formado. De noche, iba de incógnito a los hospitales y prestaba a los enfermos los más humildes servicios. Consagró su reino a la Madre de Dios, y la Virgen, en retorno, lo llamó al cielo el día de su gloriosa Asunción, en 1038.
MEDITACIÓN
SOBRE LA JUSTICIA
I. Temed la justicia de Dios; será terrible en el otro mundo. Ahora la misericordia le ata las manos, pero entonces habrá pasado el tiempo de la misericordia y Dios nos juzgará en todo el rigor de su justicia. ¿Qué será de mí, Señor, si de tal modo me juzgáis? ¡Ah! es preciso que sea yo mismo mi juez y que me condene a hacer penitencia de mis pecados en este mundo; porque Vos me indultaréis, si yo me castigo a mí mismo. Cuanto menos te perdones a ti mismo, tanto más te perdonará Dios (Tertuliano).
II. Cuando hables de los demás, sé justo con ellos; habla de lo que les concierne como de lo que te toca a ti mismo. Al oírte, diríase que todo lo que tú haces es excelente y que todo lo que hacen los demás deja mucho que desear. Mucha injusticia hay y poquísima caridad en la comparación que haces de tus acciones con las de tu prójimo.
III. Trabaja por hacerte cada día más justo y más santo; olvídate del poco bien que hiciste, para no pensar sino en los pecados que cometiste. Considera cuán alejado estás todavía de la santidad de Jesucristo y de los elegidos; compara también tu vida con la de tantas santas almas que conoces y te humillarás viendo el camino que te queda por recorrer para llegar a la santidad. Pon manos a la obra con valentía. No avanzar es retroceder; porque nada queda estacionario en esta vida (San Bernardo).
La justicia.
Orad por la Iglesia en Hungría.
ORACIÓN
Conceded a vuestra Iglesia, oh Dios omnipotente, que después de haber tenido al bienaventurado Esteban, vuestro confesor, como su propagador durante su reinado terrenal, merezca ella encontrar en él un glorioso defensor en el cielo. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
Visto en Tradición Católica
Visto en Tradición Católica
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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