SAN BRUNO
Confesor
n. 1035 en Colonia, Alemania;
† 1101 en La Torre (Calabria), Italia
Se lo invoca pidiendo su intercesión por las personas poseídas.
anduvieron errantes, extraviados por desiertos y montañas,
en cuevas y cavernas de la tierra.
(Hebreos 11, 37-38)
- En el monasterio de Sassari, de la diócesis de Esquilache, en Calabria, san Bruno, Confesor, que fue Fundador de la Orden de los Cartujos.
- En Laodicea de Frigia, san Ságares, Obispo y Mártir, que fue uno de les antiguos discípulos de san Pablo Apóstol.
- En Auxerre, san Román, Obispo y Mártir.
- En Capua, el triunfo de los santos Mártires Marcelo, Casto, Emilio y Saturnino.
- En Tréveris, la conmemoración de una multitud casi innumerable de Mártires, los cuales, en la persecución de Diocleciano y presidiendo Ricciovaro, por la confesión de Cristo fueron acabados con varios géneros de muerte.
- En Agen de Francia, el triunfo de santa Fe, Virgen y Mártir; con cuyo ejemplo san Caprasio, animado al martirio, consumó felizmente él combate el 20 de Octubre.
- Asimismo, santa Erótida, Mártir, la cual abrasada en amor de Cristo; superó el incendio de la hoguera.
- En Oderzo, en los confines de Venecia, san Magno, Obispo, cuyo cuerpo descansa en Venecia.
- En Nápoles de Campania, el tránsito de santa María Francisca de las Cinco Llagas de nuestro Señor Jesucristo, Virgen de la tercera Orden de san Francisco, la cual, esclarecida en virtudes y milagros, fue por Pío IX puesta en el número de las santas Vírgenes.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN BRUNO
Confesor
San Bruno, nacido en 1035 en Colonia, de padres nobles y virtuosos, llegó a ser rector de las escuelas de Reims, donde brilló como orador, poeta, filósofo y teólogo; se propuso después, con seis amigos suyos, ir a pedir un retiro a San Hugo de Grenoble, que les dio la Cartuja, donde puso los cimientos de la Orden fervorosa, austera y sabia de los Cartujos. Murió en un retiro de Calabria en 1101.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN BRUNO
I. Resolvióse San Bruno a prepararse para la muerte mediante una vida santa; dejó el mundo y se retiró a la soledad. El mundo es uno de los más grandes enemigos de nuestra salvación y la soledad nos proporciona el medio para triunfar de él, alejándonos de los objetos que nos incitan al pecado, ¡Oh amable soledad! si los hombres conociesen la inefable alegría de que colmas a tus dichosos moradores, las ciudades se despoblarían y los hombres irían a buscar a Jesús en el seno de los desiertos más inhóspitos. La soledad es la morada habitual del Salvador (Terrtuliano).
II. Después de haber vencido al mundo, hay que someter a la carne, este enemigo que nos sigue a todas partes y lleva contra nuestra virtud asaltos incesantes. Para hacerse señor de ella, San Bruno se sirvió del cilicio, del ayuno y otras austeridades. No creas que la penitencia conviene sólo a los religiosos: tú que estás en el mundo, la necesitas más que ellos, sea para expiar tus pecados, sea para resistir las tentaciones que continuamente te atacan.
III. Al demonio, que es el tercer enemigo que debemos vencer, este ilustre ermitaño opuso la oración. Gran parte del día y de la noche la pasaba en oración y contemplación; los consuelos que gustaba en estos piadosos ejercicios trocaban su soledad en un verdadero paraíso. Retírate, siguiendo su ejemplo, para escapar al peligro del mundo y gustar los encantos del amor de Dios. Encontré la contradicción en la ciudad y me alejé de ella huyendo y habité en la soledad (El Salmista).
El amor a la soledad
Orad por la Orden de los Cartujos
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Señor, que los méritos de San Bruno, vuestro confesor, acudan en nuestra ayuda, y que su intercesión nos obtenga el perdón de las graves ofensas que hemos cometido contra vuestra Majestad. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo IV; Patron Saints Index.
Visto en Tradición Católica
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