SAN LINO,
Papa y Márir
n. Toscana, Italia; † martirizado hacia el año 78 en Roma
Los enemigos del hombre
serán las personas de su misma casa.
(Mateo 10, 36)
- En Roma, san Lino, Papa y Mártir, el primero que después de san Pedro Apóstol gobernó la Iglesia Romana, y coronado del martirio, fue sepultado en el Vaticano junto al mismo Apóstol.
- En Iconio de Licaonia, santa Tecla, Virgen y Mártir, que convertida a la fe por san Pablo Apóstol, en el imperio de Nerón, venció con la confesión de Cristo el fuego y las fieras; y después de muchísimos combates, superados para enseñanza de muchos, pasó a Seleucia, y allí descansó en paz. Los santos Padres la celebran con grandísimas alabanzas.
- En España, las santas mujeres Xantipa y Polixena, que fueron discípulas de los Apóstoles.
- En África, los santos Mártires Andrés, Juan, Pedro y Antonio.
- En Ancona, san Constancio, Mansionario de aquella Iglesia, ilustre por el don de milagros.
- En Campania, la Conmemoración de san Sosio, Diácono de Misena, de cuya cabeza, viendo el santo Obispo Jenaro levantarse una llama de fuego, mientras leía el Evangelio de la Iglesia, le pronosticó que había de ser Mártir; y no muchos días después, cuando el mismo Sosio contaba treinta años de edad, cortada la cabeza, juntamente con el mismo santo Obispo recibió el martirio.
- En Scicy, territorio de Coutances, en Francia, san Paterno, Obispo de Avranches y Confesor, cuyo tránsito se conmemora el 16 de Abril.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN LINO,
Papa y Mártir
San Lino, sucesor inmediato de San Pedro, tenía una fe tan viva que echaba a los demonios y resucitaba a los muertos. Expidió un decreto ordenando que las mujeres llevasen velo en la iglesia. Su constancia en la fe le valió el título de mártir. Murió hacia el año 78.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES CLASES
DE ENEMIGOS DEL HOMBRE
I. El hombre tiene enemigos invisibles; son los demonios. Por medio de sus sugestiones malas se esfuerzan por arrastrarlo a su pérdida eterna. Sírvense del atractivo del oro y de los placeres, de la pompa, de los honores, en una palabra, de las creaturas para inclinarnos al mal. Cuántas veces habría ya caído yo en las redes de este espíritu maligno, si mi ángel bueno no hubiese desviado mis pasos de ellas. ¿Le he agradecido este beneficio?
II. Nuestros servidores, nuestros parientes y nuestros amigos a menudo son nuestros más crueles enemigos. El amor carnal y desordenado que nos profesan nos hace mayor mal que el odio de los demonios. Ellos se oponen a los designios de Dios sobre mí, y sus caricias a menudo tienen más poder para apartarnos del bien y empujarnos al mal, que las amenazas y los suplicios de los tiranos. ¿Parientes crueles, amigos infieles, por qué queréis la pérdida de aquellos a quienes amáis? ¡La perfidia ajena nos ha perdido, nuestros parientes nos han dado muerte! (San Cipriano).
III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos. Tu cuerpo hace guerra a tu espíritu, tu espíritu la debe hacer a tu cuerpo. Tu cuerpo quiere gozar de los placeres y de los bienes de esta vida, y tu alma suspira por los bienes de la eternidad. Este combate debe durar mientras dure la vida. Cuídate de ti y no te engañes: la concupiscencia morirá sólo cuando mueras tú, y es preciso combatirla siempre. La concupiscencia puede ser debilitada en esta vida, no puede ser destruida (San Agustín).
La fortaleza.
Orad por las vírgenes.
ORACIÓN
Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado mártir y Soberano pontífice Lino, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia.
Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo III; Patron Saints Index.
No hay comentarios:
Publicar un comentario