SANTA CLOTILDE,
Reina
n. 475 en Lyons, Francia;
† 3 de junio de 545 en Tours, Francia
Patrona de los niños adoptados; novias; padres de familias numerosas; exiliados; reinas; viudas; niños problemáticos.
Protectora contra la mortalidad infantil.
Mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos,
mayormente a los servidores de la fe.
(Gálatas 6, 10)
- En Arezo de Toscana, los santos Mártires Pergentino y Laurentino, hermanos, los cuales, durante la persecución de Decio y presidencia de Tiburcio, siendo todavía niños, después de sufrir crueles tormentos y hacer asombrosos milagros, fueron degollados.
- En Constantinopla, los santos Mártires Luciliano y cuatro niños, llamados Claudio, Hipacio, Pablo y Dionisio. Luciliano, hecho de sacerdote de los ídolos, cristiano, después de varias torturas, fue con los cuatro niños arrojado a un horno; pero, apagada la llama con una lluvia, salieron todos ilesos; por último, presidiendo Silvano, crucificado Luciliano y decapitados los niños, consumaron todos el martirio.
- En Córdoba de España, san Isaac, Monje, que, por la fe de Cristo, fue muerto al filo de la espada.
- En Constantinopla, santa Paula, Virgen y Mártir; la cual, presa por recoger la sangre de dichos Mártires Luciliano y sus Compañeros, fue azotada con varas y arrojada al fuego; mas saliendo sin daño, últimamente, en el mismo lugar en que había sido crucificado Luciliano, fue degollada.
- En Cartago, san Cecilio, Presbítero, el cual convirtió a la fe de Cristo a san Cipriano.
- En el territorio de Orleáns, san Lifardo, Presbítero y Confesor.
- En Luca de Toscana, san Davín, Confesor.
- En Anagni, santa Oliva, Virgen.
- En París, santa Clotilde, Reina, por cuyas oraciones su esposo Clodoveo, Rey de los Francos, recibió la fe de Cristo.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SANTA CLOTILDE,
Reina
Santa Clotilde, esposa de Clodoveo, cumplió puntualmente el precepto de San Pedro, que manda a las mujeres mantenerse sometidas a su marido, a fin de ganarlos a Dios. Supo, mediante la santidad de su vida, inspirar a su esposo, todavía pagano, tan alta estima por el Dios de los cristianos, que él lo invocó en un combate trabado con los germanos y a su protección atribuyó la victoria. Poco después fue bautizado. Después de la muerte de su esposo, retiróse Clotilde cerca de la tumba de San Martín para prepararse ella misma a morir. Fue interiormente advertida del día de su muerte, que acaeció, como lo había predicho, el 3 de junio del año 545.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES MEDIOS PARA CONVERTIR AL PRÓJIMO
I. Se puede convertir a un pagano a la fe o retirar a un pecador de su crimen por medio de la palabra. Esta palabra tiene una eficacia muy especial, viniendo de la boca de un pariente o de un amigo. Aprovecha, pues, el amor que se te profesa, para el bien del prójimo y para la gloria de Dios. Si amas a alguien sólidamente, procúrale la amistad de Dios; es el mejor servicio que le puedes hacer.
II. Una vida santa es una poderosa exhortación a la virtud: ella puede convertir a los más grandes pecadores. El ejemplo de tantas almas santas que sirven a Dios fielmente convierte hoy más pecadores que los discursos de los predicadores. La caridad, la dulzura, la humildad, el desprecio de las riquezas y de los placeres, son los medios más apropiados para convertir un pecador y hacer nacer en él el deseo de imitar estas virtudes. Así fue como los Apóstoles, no obstante su ignorancia, mediante su ejemplo, convirtieron al cristianismo a más personas, que los filósofos a adeptos para sus sectas mediante el brillo de sus doctrinas. La palabra de los sabios ha hecho menos discípulos que los ejemplos de los cristianos (Tertuliano).
III. Los sufrimientos son todavía más elocuentes para persuadir a un pecador que abrace la virtud, que las palabras y los buenos ejemplos. Debemos a la paciencia de los mártires la conversión de una infinidad de paganos. Los tiempos de paz tienen su género de martirio: sufre las injusticias, los insultos de tus enemigos, sin murmurar; es el medio para convertirlos. No hay, para instruir al pueblo, elocuencia comparable a la de los mártires (San León).
El celo por la salvación de las almas.
Orad por los que os gobiernan.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y que la fiesta de la bienaventurada Clotilde, regocijando nuestra alma, desarrolle en ella los sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
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