viernes, 13 de mayo de 2016

Martirologio Romano 13 de mayo


NUESTRA SEÑORA

DE FÁTIMA

Desde el principio y antes de los siglos creada fui y no dejaré 
de existir en todos los siglos venideros y en el tabernáculo
santo delante de Dios ejercí mi ministerio.
(Eclesiástico XXIV, 14)



  • Nuestra Señora de Fátima
  • San Roberto Belarmino, de la Compañía de Jesús, Cardenal y un tiempo Obispo de Capua, Confesor y Doctor de la Iglesia, cuyo tránsito se conmemora a 17 de Septiembre.
  • En Roma, la Dedicación de la Iglesia de santa María ad Martyres, la cual san Bonifacio IV, Papa, en tiempo del Emperador Focas, después de purificado aquel antiguo templo de todos los dioses, que se llamaba Panteón, consagró en honor de la bienaventurada siempre Virgen María y de todos los Mártires. Más tarde el Papa Gregorio asimismo IV mandó que la solemnidad anual de esta Dedicación se celebrase en toda la Iglesia en honor de todos los Santos el día 1 de Noviembre.
  • En Constantinopla, san Mucio, Presbítero y Mártir, que en tiempo del Emperador Diocleciano y del Procónsul Laodicio, primeramente padeció muchas penas y tormentos por la confesión de Cristo en Anfípoli de Macedonia y después, conducido a Bizancio, fue decapitado.
  • En Alejandría, la conmemoración de muchísimos santos Mártires, que en odio a la fe católica fueron muertos por los Arrianos en el templo de san Teonás.
  • En Heraclea de Tracia, santa Gliceria, Mártir Romana, la cual en el imperio de Antonino y presidiendo Sabino, atormentada con muchos y crueles suplicios, y saliendo de ellos por divino favor incólume, finalmente arrojada a las fieras y mordiéndole una de ellas el cuerpo, entregó a Dios el alma.
  • En Utrecht, san Servacio, Obispo de la Iglesia de Tongres, cuyo mérito hizo Dios patente con este prodigio: que cubriéndose los inviernos todo alrededor de nieve, nunca cuajó sobre el sepulcro del Santo, por cuya causa edificaron sobre él una Basílica aquellos habitantes.
  • En Palestina, san Juan Silenciario, el cual, renunciando el Episcopado Coloniense en Armenia, llevó vida monástica en la laura de san Sabas, donde murió santamente.
  • En la Puye, Diócesis de Poitiers, san Andrés Huberto Fournet, párroco un tiempo, Fundador juntamente con santa Isabel Bichier des Ages del Instituto de Hijas de la Cruz; a quien el Papa Pío XI puso en el catálogo de los santos.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.




NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

La Santísima Virgen se le apareció en seis ocasiones a tres pastorcitos cerca del pueblo de Fátima, Portugal, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, pidiendo oración y penitencia, para que se dejara de ofender a Dios, y por la conversión de los pecadores.

MEDITACIÓN
SOBRE EL CORAZÓN INMACULADO 
DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

I. Dijo la Virgen a los pastorcitos de Fátima: "Jesús quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón". ¿Habrá quien pregunte por qué veneramos al Corazón de María? ¿Se han meditado bien la excelencia de este Corazón y las perfecciones sobrehumanas y más que angélicas que lo adornan?  Afirma San Bernardino de Siena que "para ensalzar los sentimientos del Corazón Virginal de María no bastan las lenguas de todos los hombres, ni aún las de los ángeles". ¡Tan digno y santo es! ¡Oh alma devota! Dios ha honrado sobremanera al Corazón de María: honra tú también, ama y obsequia cuanto puedas al Corazón amantísimo de tu dulce Madre.

II. En Fátima aparece y brilla como nunca el Corazón Inmaculado de Nuestra Madre, capaz de unir los corazones todos y llevarlos a Dios."En ese Corazón -dice Ricardo de San Lorenzo- la justicia y la paz se besaron", porque como explica San Bernardo, "María recibió del mismo Corazón del Eterno Padre en su propio Corazón, al Verbo". ¿Acaso no es oficio propio de la madre aplacar al Padre con los hijos y pacificar a éstos entre sí? "Abre, pues, oh María -le suplica San Bernardo- la puerta del Corazón a los llorosos hijos de Adán". Roguemos a la Reina de la paz la dé a los pueblos y familias.

III. Dijo Nuestra Señora a Lucía: "Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios con el fin de desagraviarme, les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación". Oigamos, pues, el clamor de María y digámosle con San Alfonso: "¡Oh María, si vuestro Corazón llega a tener compasión de mí, no podrá dejar de protegerme". Acude tú también a este Trono de misericordia; y pídele la conversión de los pecadores empedernidos.


La penitencia.
Orad por la conversión de los pecadores.


ORACIÓN
Oh Dios, gloria y gozo de los ángeles, que por tu divina misericordia nos habéis concedido la gracia de que vuestra Santísima Madre apareciera a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos  la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales. Por J. C. N. S.



Fuente: Martirologio Romano (1956), Apostolado del Sagrado Corazón.




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