martes, 31 de mayo de 2016

Martirologio Romano 31 de mayo


SANTA BALBINA,
Virgen y Mártir


Vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos;

y los arrojarán en el horno del fuego.  Allí será el 
llanto  y el crujir de dientes.
(Mateo, 13, 49-50)

  • La Fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Reina (trasladada al 4 de junio).
  • El mismo día Fiesta de Nuestra Señora del Sagrado Corazón Esperanza de los Desesperados.
  • En el lugar de Argol, en Persia, san Benjamín, diácono, que al predicar insistentemente la palabra de Dios, consumó su martirio con cañas agudas entre sus uñas, en tiempo del rey Vararane V.
  • En Roma, santa Petronila, Virgen, hija del Apóstol san Pedro, la cual, desdeñando el enlace con el noble varón Flaco, y aceptando para deliberar el plazo de tres días, en que se dio a la oración y al ayuno, al tercer día, apenas recibió el Sacramento de Cristo, expiró.
  • En Roma, santa Balbina, Virgen y Mártir.
  • En Aquilea, los santos Mártires Cancio, Canciano y Cancianila, hermanos; los cuales, siendo de la ilustre estirpe de los Anicios, imperando Diocleciano y Maximiano, por su constancia en la fe cristiana, juntamente con su ayo Proto, fueron decapitados.
  • En Torres de Cerdeña, san Crescenciano, Mártir.
  • En Mérdia, España, san Renovato (Renato), Godo arriano converso que se hizo monje en el monasterio Cauliana, en Lusitania, de donde fue abad; se distinguió en artes y ciencias eclesiásticas, especialmente en Sagrada Escritura. 
  • En Comana del Ponto, san Hérmias, soldado, que en el imperio de Antonino, saliendo victorioso, por el divino favor, de innumerables y atroces torturas, convirtió el verdugo a Cristo y le hizo partícipe de la misma corona del martirio, que él recibió primero, siendo degollado.
  • En Colonia, en Austrasia, san Agilolfo, obispo, preclaro por la austeridad de vida y la predicación. 
  • En Verona, san Lupicino, Obispo.
  • En Roma, san Pascasio, Diácono y Confesor, de quien hace mención san Gregorio Papa. 
  • En Borgo San Domnino, en la región de Parma, san Guido, abad del monasterio de Pomposa, en el que recibió a muchos discípulos y restauró los edificios, preocupándose de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino, y buscando vivir en la soledad, atento sólo a Dios.
  • En Toulouse, en Francia, beata Juana, virgen, de la Orden de las Carmelitas.
  • En Udine, en el territorio de Venecia, beato Buenaventura de Forli, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que con su predicación por diversas regiones de Italia movió al pueblo a la penitencia, falleciendo ya octogenario, mientras predicaba un sermón cuaresmal.


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SANTA BALBINA,
Virgen

Dios, para castigar al tribuno Quirino por la prisión que había hecho sufrir al Papa Alejandro, permitió que su hija Balbina, que era de notable belleza, se viese cubierta de llagas y horriblemente desfigurada. Quirino acudió al santo pontífice, quien sanó a Balbina con sólo tocarla con sus cadenas. El tribuno, convertido por el milagro, murió mártir con el mismo Alejandro, pasado algún tiempo. Balbina consagró su belleza a Dios que se la devolviera, y mostró con su conducta que el cristianismo puede conciliar dos cosas aparentemente difíciles de unir, una rara hermosura y una gran pureza.

MEDITACIÓN 
SOBRE LA MEZCLA DE BUENOS y MALOS

I. En este mundo, los buenos están mezclados con los malos. Así lo ha permitido Dios para que los malos puedan aprovechar los ejemplos de los buenos, y para que los justos tengan ocasión de ejercitar su celo y su paciencia soportando a los pecadores y trabajando en su conversión. No imites a los malos, pero tampoco los desprecies: acaso lleguen a ser más grandes que tú en el paraíso; acaso tú cometas faltas más graves que ellos, puesto que no existe pecado que no puedas cometer, si Dios te abandona a tu propia flaqueza.

II. En esta vida el bien está mezclado con el mal, y el mal con el bien. No existe hombre tan desgraciado que de tanto en tanto no tenga consuelos, ya de parte de Dios, ya de los hombres; como tampoco hombre tan dichoso que no tenga alguna pena. Por lo tanto, no esperemos felicidad completa en este mundo. Nuestra única felicidad consiste en conformarnos con la voluntad de Dios. Es el secreto para vivir felices. Los santos lo han sido en medio de la pobreza, de las lágrimas y de las enfermedades, por que sabían que tal era el beneplácito de Dios. Son pobres y aman la pobreza, lloran y aman sus lágrimas, son débiles y se regocijan en su debilidad. (San Salviano).

III. En el día del juicio, los malos serán separa dos de entre los buenos, éstos serán colocados a la derecha y destinados para la gloria; aquellos, pos puestos a la izquierda y condenados al infierno. Se verán entonces los crímenes de los réprobos y las virtudes de los santos. Hipócrita, ¿qué dirás, qué harás tú? ¡Todo lo bueno estará en el cielo, todo lo malo en el infierno, y así quedará por toda la eternidad! Piensa en esto y sé precavido mientras tengas tiempo todavía. Pluguiese a Dios que fuesen sabios e inteligentes, así pensarían en sus postrimerías. (Deuteronomio).


El pensamiento del juicio
Orad por la conversión de los pecadores.


ORACIÓN
Escuchadnos, Señor Salvador nuestro, a fin de que la tiesta de Santa Balbina, virgen, al mismo tiempo que regocije nuestra alma desarrolle en ella los sentimientos de una tierna devoción. Por. J. C. N. S. Amén.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.






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