martes, 10 de diciembre de 2019

Sedevacante: ¿Es un Pecado Mortal Adherirse a las Enseñanzas de Francisco?



El altar de la Cátedra de San Pedro en el Vaticano.

Un desafío para los apologistas de "reconocer y resistir":
¿Es un pecado mortal adherirse a las enseñanzas de Francisco?



A la luz de la enseñanza católica sobre el papado, eso es ...



Día tras día escuchamos de los semi-tradicionalistas que "reconocen y resisten" que este o aquel error del Vaticano II o del magisterio postconciliar "no es vinculante". En una entrevista reciente en vivo en YouTube, el querido semi-tradicionalista John Salza lo repitió una vez más.

En aras de la discusión, aceptaremos esa afirmación precisamente como la expone: Cierta enseñanza papal no es vinculante. Eso significa, por supuesto, que es opcional aceptarla, tómalo o déjalo. Sin embargo, si es opcional, uno naturalmente se pregunta por qué están tan ocupados resistiéndose. Sabemos la respuesta, por supuesto: porque creen que es más que simplemente no vinculante; de hecho, no está permitido adherirse porque es un veneno espiritual y contradice lo que la Iglesia enseñó durante dos milenios, incluso, a menudo, al mismo Depósito de la fe, directamente.

Ahora, por supuesto, los semi-tradicionalistas no solo se resisten a sus supuestos Papas, sino que también los reconocen, lo que significa que tienen la misma certeza de que los hombres cuyas enseñanzas, han decidido, no son seguros de aceptar, sin embargo, definitivamente son Papas verdaderos. Estos autodenominados "tradicionalistas" también nos dicen que se adhieren solo a "lo que la Iglesia siempre ha enseñado", y eso no es opcional.

En resumen, su posición es:

  • lo que la Iglesia "siempre ha enseñado" es vinculante para los católicos;
  • novedades papales, v.gr. Los errores y las herejías no son vinculantes y no son permisibles de sostener porque contradicen "lo que la Iglesia siempre ha enseñado";
  • Francisco es definitivamente el Papa.

OK entonces. Dado que estas personas reconocen que lo que la Iglesia siempre ha enseñado no solo es verdadero y correcto, sino que es vinculante para la conciencia católica, veamos lo que la Iglesia siempre ha enseñado sobre el Papado, ¿de acuerdo? Una vez que hayamos analizado eso, lo aplicaremos al hombre a quien los reconocer y resistir nos dicen que es definitivamente, algunos incluso dicen infaliblemente, el verdadero Papa actual.

Primero, expongamos la doctrina tradicional.

Comenzaremos con el Papa Pío IX, quien reinó durante 32 años, más tiempo que cualquier otro Papa en la historia, y emitió muchos documentos magistrales. Entre sus ricas enseñanzas encontramos esto:

En la conservación de esta unión y obediencia de los pueblos al Romano Pontífice se halla sin duda el camino más corto y directo, para mantenerlos en la profesión de la verdad católica. En efecto, no es posible rebelarse contra ninguna verdad católica, sin rechazar juntamente la autoridad de la Romana Iglesia, en la cual se encuentra la sede del irreformable magisterio de la fe, fundado por el Redentor divino, y en la cual, por lo mismo, se ha conservado siempre la tradición que nace en los Apóstoles. De aquí es que los antiguos herejes y los protestantes modernos cuyas opiniones, por otra parte, están muy discordes, trabajen tan a una en impugnar la autoridad de la Sede Apostólica, a la cual jamás, por ningún artificio ni maquinación, lograron inducir a tolerar uno sólo de sus errores.
(Encíclica Nostis et Nobiscum, n. 17)

Ahora sabe bien que los enemigos más mortales de la religión católica siempre han librado una guerra feroz, pero sin éxito, contra esta Cátedra; de ninguna manera ignoran el hecho de que la religión misma nunca puede tambalearse y caer mientras esta sede permanezca intacta, la sede que descansa sobre la roca que las orgullosas puertas del infierno no pueden derribar y en la que existe la solidez total y perfecta del Religión cristiana. Por lo tanto, debido a su fe especial en la Iglesia y su especial piedad hacia la misma Cátedra de Pedro, le exhortamos a que dirija sus esfuerzos constantes para que la gente fiel de Francia pueda evitar los engaños astutos y los errores de estos conspiradores y desarrollar un filial más afecto y obediencia a esta Sede Apostólica. Esté atento en el acto y la palabra, para que los fieles puedan crecer en amor por esta Santa Sede, venerarla y aceptarla con completa obediencia; quienes deberían acatar lo que la propia Sede enseña, determina y decreta. 
(Encíclica Inter Multiplices,)

Ni podemos pasar en silencio la audacia de quienes, no pudiendo tolerar los principios de la sana doctrina, pretenden "que a las sentencias y decretos de la Sede Apostólica, que tienen por objeto el bien general de la Iglesia, y sus derechos y su disciplina, mientras no toquen a los dogmas de la fe y de las costumbres, se les puede negar asentimiento y obediencia, sin pecado y sin ningún quebranto de la profesión de católico". Esta pretensión es tan contraria al dogma católico de la plena potestad divinamente dada por el mismo Cristo Nuestro Señor al Romano Pontífice para apacentar, regir y gobernar la Iglesia. 
(Encíclica Quanta Cura)


Ya que el Romano Pontífice, por el derecho divino del primado apostólico, presida toda la Iglesia, de la misma manera enseñamos y declaramos que él es el juez supremo de los fieles(19), y que en todos las causas que caen bajo la jurisdicción eclesiástica se puede recurrir a su juicio(20). El juicio de la Sede Apostólica (de la cual no hay autoridad más elevada) no está sujeto a revisión de nadie, ni a nadie le es lícito juzgar acerca de su juicio(21). Y por lo tanto se desvían del camino genuino a la verdad quienes mantienen que es lícito apelar sobre los juicios de los Romanos Pontífices a un concilio ecuménico, como si éste fuese una autoridad superior al Romano Pontífice. 
(Primer Concilio Vaticano, Constitución Dogmática Pastor Aeternus, Capítulo 3)

Sin embargo, nunca ha sido posible demostrarse como católico al afirmar aquellas declaraciones de la fe que uno acepta y guardar silencio sobre las doctrinas que uno decide no profesar. Pero sin excepción, todas las doctrinas que la Iglesia propone deben ser aceptadas,, como la historia de la Iglesia en todo momento da testimonio. 
… Para que cualquier hombre pueda demostrar su fe católica y afirmar que es verdaderamente católico, debe ser capaz de convencer a la Sede Apostólica de esto. Porque esta visión es predominante y con ella los fieles de toda la Iglesia deberían estar de acuerdo. Y el hombre que abandona la Sede de Pedro solo puede estar falsamente seguro de que está en la Iglesia. Como resultado, ese hombre ya es un cismático y un pecador que establece una sede en oposición a la Única Sede del bendito Pedro del cual derivan los derechos de sagrada comunión para todos los hombres. 
... Todas estas tradiciones dictan que quien sea que el Romano Pontífice juzgue como cismático por no admitir ni venerar su poder expresamente debe dejar de llamarse católico. 
Pero los neo-cismáticos dicen que no se trataba de doctrina sino de disciplina, por lo que el nombre y las prerrogativas de los católicos no pueden negarse a quienes objetan. Nuestra Constitución Reversurus, publicada el 12 de julio de 1867, [23] responde a esta objeción. No dudamos que ustedes saben bien cuán vana e inútil es esta evasión. Porque la Iglesia católica siempre ha considerado cismáticos a los que se oponen obstinadamente a los prelados legítimos de la Iglesia y, en particular, al pastor principal de todos. 
... La mayoría de los hombres siente que la cabeza suprema y el pastor de la Iglesia debe decidir quiénes son católicos y quiénes no. 
(Encíclica Quartus Supra)

Pero ustedes, queridos hijos, recuerden que en todo lo que concierne a la fe, la moral y el gobierno de la Iglesia, las palabras que Cristo dijo de sí mismo: "el que no recoge conmigo, dispersa" (Mt ​​12:30), puede ser aplicado al Romano Pontífice que ocupa el lugar de Dios en la tierra. Basa toda tu sabiduría, por lo tanto, en una obediencia absoluta y una adhesión alegre y constante a esta Cátedra de Pedro. Así, animados por el mismo espíritu de fe, todos serán perfectos en una forma de pensar y juzgar, fortalecerán esta unidad que debemos oponer a los enemigos de la Iglesia ... 
(Carta apostólica Per Tristissima; extracto de Papal Teachings: The Church, n. 419)


Ahora llegamos al Papa León XIII, quien, como era de esperar, enseñó las mismas cosas:

Solo a los pastores se les dio todo el poder para enseñar, juzgar, dirigir; A los fieles se les impuso el deber de seguir sus enseñanzas, de someterse con docilidad a su juicio y de dejarse gobernar, corregir y guiar por ellos en el camino de la salvación. Por lo tanto, es una necesidad absoluta para los simples fieles someterse en mente y corazón a sus propios pastores, y para que estos últimos se sometan con ellos al Jefe y al Pastor Supremo. 
(Carta apostólica Epistola Tua)

Si en estas difíciles circunstancias, los católicos escuchan, como es su obligación, estas nuestras enseñanzas, entenderán con facilidad cuáles son los deberes de cada uno, tanto en el orden teórico como en el orden práctico. En el orden de las ideas, es necesaria una firme adhesión a todas las enseñanzas presentes y futuras de los Romanos Pontífices y la profesión pública de estas enseñanzas cuantas veces lo exijan las circunstancias. 
(Encíclica Immortale Dei) 

Tratándose de determinar los límites de la obediencia, nadie crea que se ha de obedecer a la autoridad de los Prelados y principalmente del Romano Pontífice solamente en lo que toca a los dogmas, cuando no se pueden rechazar con pertinacia sin cometer crimen de herejía. Ni tampoco basta admitir con sincera firmeza las enseñanzas que la Iglesia, aunque no estén definidas con solemne declaración, propone con su ordinario y universal magisterio como reveladas por Dios, las cuales manda el Concilio Vaticano que se crean con le católica y divina, sino además uno de los deberes de los cristianos es dejarse regir y gobernar por la autoridad y dirección de los Obispos y, ante todo, por la Sede Apostólica. 
... 
Por lo cual el Pontífice, por virtud de su autoridad debe poder juzgar qué es lo que se contiene en las enseñanzas divinas, qué doctrina concuerda con ellas y cuál se aparta de ellas, y del mismo modo señalarnos las cosas buenas y las malas: qué es necesario hacer o evitar para conseguir la salvación; pues de otro modo no sería para los hombres intérprete fiel de las enseñanzas de Dios ni guía seguro en el camino de la vida. 
(Encíclica Sapientiae Christianae) 

Es, pues, incontestable, después de lo que acabamos de decir, que Jesucristo instituyó en la Iglesia un magisterio vivo, auténtico y además perpetuo, investido de su propia autoridad, revestido del espíritu de verdad, confirmado por milagros, y quiso, y muy severamente lo ordenó, que las enseñanzas doctrinales de ese magisterio fuesen recibidas como las suyas propias. 
...
La unión con la sede romana de Pedro es ... siempre el criterio público de un católico ... "No se debe considerar que se tiene la verdadera fe católica si no se enseña que la fe de Roma debe ser mantenida". 
(Encíclica Satis Cognitum)

Esta es nuestra última lección para ustedes: recíbanla, grábenla en sus mentes, todos ustedes: por mandato de Dios, la salvación no se encuentra en ningún otro lugar que no sea la Iglesia; El instrumento fuerte y eficaz de la salvación no es otro que el Pontificado Romano. 

(Alocución por el 25° aniversario de su elección, 20 de febrero de 1903; extraído en Papal Teachings: The Church, n. 653)

El Papa San Pío X, también se hizo eco de sus predecesores porque sus enseñanzas eran precisamente "lo que la Iglesia siempre había enseñado":

Ellos [los modernistas] aprenderán muchas cosas excelentes de un gran maestro [como el cardenal John Henry Newman]: en primer lugar, a considerar el Magisterio de la Iglesia como sagrado, defender la doctrina transmitida inviolablemente por los Padres y, lo que es de suma importancia para salvaguardar la verdad católica, seguir y obedecer al Sucesor de San Pedro con la mayor fe. 

(Carta Apostólica Tuum Illud)


Y es por eso que, cuando amamos al Papa, no discutimos si él ordena o requiere algo, ni buscamos saber dónde radica la estricta obligación de obediencia, o en qué materia debemos obedecer; Cuando amamos al Papa, no decimos que aún no ha hablado con claridad, como si se le pidiera que pronunciara su voluntad al oído de cada hombre, y que lo pronunciara no solo de boca en boca sino también en cartas y otros documentos públicos... Tampoco ponemos en duda sus órdenes, alegando el pretexto que le resulta fácil al hombre que no quiere obedecer, que no es el Papa quien manda, sino alguien en su séquito. No limitamos el campo en el que puede y debe ejercer su autoridad; no nos oponemos a la autoridad del Papa de otras personas, sin importar cuán aprendidas, que difieran del Papa.Cualquiera que sea su aprendizaje, no son santos, porque donde hay santidad no puede haber desacuerdo con el Papa. 
(Alocución a la Unión Apotólica, 18 de noviembre de 1912)



Aún no hemos terminado. “Lo que la Iglesia siempre ha enseñado” también fue presentado por el Papa Benedicto XV:


Saben todos a quien ha confiado Dios el magisterio de la Iglesia; a sólo éste, pues, se deje el derecho de hablar como le parezca y cuando quiera. Los demás tienen el deber de escucharlo y obedecerlo devotamente.
(Encíclica Ad Beatissimi)


Lo mismo puede decirse del Papa Pío XI:

Tengan, por lo tanto, cuidado los fieles cristianos de no caer en una exagerada independencia de su propio juicio y en una falsa autonomía de la razón, incluso en ciertas cuestiones que hoy se agitan acerca del matrimonio. Es muy impropio de todo verdadero cristiano confiar con tanta osadía en el poder de su inteligencia, que únicamente preste asentimiento a lo que conoce por razones internas; creer que la Iglesia, destinada por Dios para enseñar y regir a todos los pueblos, no está bien enterada de las condiciones y cosas actuales; o limitar su consentimiento y obediencia únicamente a cuanto ella propone por medio de las definiciones más solemnes, como si las restantes decisiones de aquélla pudieran ser falsas o no ofrecer motivos suficientes de verdad y honestidad. Por lo contrario, es propio de todo verdadero discípulo de Jesucristo, sea sabio o ignorante, dejarse gobernar y conducir, en todo lo que se refiere a la fe y a las costumbres, por la santa madre Iglesia, por su supremo Pastor el Romano Pontífice, a quien rige el mismo Jesucristo Señor nuestro. 
(Encíclica Casti Connubii , n. 104)

Finalmente, llegamos al último Papa (conocido) verdadero, Pío XII. Nuevamente encontramos que su enseñanza tampoco fue diferente:


Hállanse, pues, en un peligroso error quienes piensan que pueden abrazar a Cristo, Cabeza de la Iglesia, sin adherirse fielmente a su Vicario en la tierra. Porque, al quitar esta Cabeza visible, y romper los vínculos sensibles de la unidad, oscurecen y deforman el Cuerpo místico del Redentor, de tal manera, que los que andan en busca del puerto de salvación no pueden verlo ni encontrarlo. 
(Encíclica Mystici Corporis) 
El papa tiene las promesas divinas; incluso en sus debilidades humanas, es invencible e inquebrantable; él es el mensajero de la verdad y la justicia, el principio de la unidad de la Iglesia; su voz denuncia errores, idolatrías, supersticiones; él condena las iniquidades; hace amar la caridad y la virtud. 
(Alocución Ancora Una Volta, 20 de febrero de 1949)


… [E] su sagrado oficio de maestro en materia de fe y moral debe ser el criterio de verdad próximo y universal para todos los teólogos, ya que a Cristo Nuestro Señor le ha confiado todo el depósito de la fe - Sagrada Escritura y Tradición divina - para ser preservado, guardado e interpretado ... Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no exijan de por sí nuestro asentimiento, pretextando que los Romanos Pontífices no ejercen en ellas la suprema majestad de su Magisterio. Pues son enseñanzas del Magisterio ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: El que a vosotros oye, a mí me oye[3]; y la mayor parte de las veces, lo que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece ya —por otras razones— al patrimonio de la doctrina católica.  
(Encíclica Humani Generis)


Estos son bastantes ejemplos y, sin embargo, de ninguna manera son exhaustivos (puede encontrar más aquí).

Ahora aplicaremos estas enseñanzas a Jorge Bergoglio ("Papa Francisco") , el hombre que los mayoría de los tradicionalistas nos dicen una y otra vez, que es el verdadero Papa. Haremos eso reemplazando cualquier mención del "Romano Pontiffice", "Papa", "Vicario de Cristo", etc., con la frase "Papa Francisco" y/o haciendo cualquier otro ajuste apropiado, indicado en negrita roja.

Así es como se leen las enseñanzas anteriores:


En la conservación de esta unión y obediencia de los pueblos al Papa Francisco se halla sin duda el camino más corto y directo, para mantenerlos en la profesión de la verdad católica. En efecto, no es posible rebelarse contra ninguna verdad católica, sin rechazar juntamente la autoridad de la Romana Iglesia, en la cual se encuentra la sede del irreformable magisterio de la fe, fundado por el Redentor divino, y en la cual, por lo mismo, se ha conservado siempre la tradición que nace en los Apóstoles. De aquí es que los antiguos herejes y los protestantes modernos cuyas opiniones, por otra parte, están muy discordes, trabajen tan a una en impugnar la autoridad de la Sede Apostólica del Papa Francisco, a la cual jamás, por ningún artificio ni maquinación, lograron inducir al Papa Francisco a tolerar uno sólo de sus errores.

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Ahora sabe bien que los enemigos más mortales de la religión católica siempre han librado una guerra feroz, pero sin éxito, contra esta Cátedra del Papa Francisco; de ninguna manera ignoran el hecho de que la religión misma nunca puede tambalearse y caer mientras esta sede del Papa Francisco permanezca intacta, la sede que descansa sobre la roca que las orgullosas puertas del infierno no pueden derribar y en la que existe la solidez total y perfecta del Religión cristiana. Por lo tanto, debido a su fe especial en la Iglesia y su especial piedad hacia la misma Cátedra de Pedro, le exhortamos a que dirija sus esfuerzos constantes para que la gente fiel de Francia pueda evitar los engaños astutos y los errores de estos conspiradores y desarrollar un filial más afecto y obediencia a esta Sede Apostólica del Papa Francisco. Esté atento en el acto y la palabra, para que los fieles puedan crecer en amor por esta Santa Sede del Papa Francisco, venerarla y aceptarla con completa obediencia; quienes deberían acatar lo que la propia Sede del Papa Francisco enseña, determina y decreta.

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Ni podemos pasar en silencio la audacia de quienes, no pudiendo tolerar los principios de la sana doctrina, pretenden "que a las sentencias y decretos de la Sede Apostólica del Papa Francisco, que tienen por objeto el bien general de la Iglesia, y sus derechos y su disciplina, mientras no toquen a los dogmas de la fe y de las costumbres, se les puede negar asentimiento y obediencia, sin pecado y sin ningún quebranto de la profesión de católico". Esta pretensión es tan contraria al dogma católico de la plena potestad divinamente dada por el mismo Cristo Nuestro Señor al Papa Francisco para apacentar, regir y gobernar la Iglesia.

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Ya que el Papa Francisco, por el derecho divino del primado apostólico, presida toda la Iglesia, de la misma manera enseñamos y declaramos que él es el juez supremo de los fieles(19), y que en todos las causas que caen bajo la jurisdicción eclesiástica se puede recurrir a su juicio(20). El juicio de la Sede Apostólica del Papa Francisco (de la cual no hay autoridad más elevada) no está sujeto a revisión de nadie, ni a nadie le es lícito juzgar acerca de su juicio(21). Y por lo tanto se desvían del camino genuino a la verdad quienes mantienen que es lícito apelar sobre los juicios del Papa Francisco a un concilio ecuménico, como si éste fuese una autoridad superior al Papa Francisco. 

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Sin embargo, nunca ha sido posible demostrarse como católico al afirmar aquellas declaraciones de la fe que uno acepta y guardar silencio sobre las doctrinas que uno decide no profesar. Pero sin excepción, todas las doctrinas que la Iglesia propone deben ser aceptadas,, como la historia de la Iglesia en todo momento da testimonio. 

… Para que cualquier hombre pueda demostrar su fe católica y afirmar que es verdaderamente católico, debe ser capaz de convencer a la Sede Apostólica del Papa Francisco de esto. Porque esta visión es predominante y con ella los fieles de toda la Iglesia deberían estar de acuerdo. Y el hombre que abandona la Sede del Papa Francisco solo puede estar falsamente seguro de que está en la Iglesia. Como resultado, ese hombre ya es un cismático y un pecador que establece una sede en oposición a la Única Sede del Papa Francisco del cual derivan los derechos de sagrada comunión para todos los hombres. 

... Todas estas tradiciones dictan que quien sea que el Papa Francisco juzgue como cismático por no admitir ni venerar su poder expresamente debe dejar de llamarse católico. 
Pero los neo-cismáticos dicen que no se trataba de doctrina sino de disciplina, por lo que el nombre y las prerrogativas de los católicos no pueden negarse a quienes objetan. Nuestra Constitución Reversurus, publicada el 12 de julio de 1867, [23] responde a esta objeción. No dudamos que ustedes saben bien cuán vana e inútil es esta evasión. Porque la Iglesia católica siempre ha considerado cismáticos a los que se oponen obstinadamente a los prelados legítimos de la Iglesia y, en particular, al pastor principal de todos el Papa Francisco

... La mayoría de los hombres siente que la cabeza suprema y el pastor de la Iglesia el Papa Francisco, debe decidir quiénes son católicos y quiénes no. 

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Pero ustedes, queridos hijos, recuerden que en todo lo que concierne a la fe, la moral y el gobierno de la Iglesia, las palabras que Cristo dijo de sí mismo: "el que no recoge conmigo, dispersa" (Mt ​​12:30), puede ser aplicado al Papa Francisco que ocupa el lugar de Dios en la tierra. Basa toda tu sabiduría, por lo tanto, en una obediencia absoluta y una adhesión alegre y constante a esta Cátedra de Pedro. Así, animados por el mismo espíritu de fe, todos serán perfectos en una forma de pensar y juzgar, fortalecerán esta unidad que debemos oponer a los enemigos de la Iglesia... 

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Solo a los pastores se les dio todo el poder para enseñar, juzgar, dirigir; A los fieles se les impuso el deber de seguir sus enseñanzas, de someterse con docilidad a su juicio y de dejarse gobernar, corregir y guiar por ellos en el camino de la salvación. Por lo tanto, es una necesidad absoluta para los fieles simples someterse en mente y corazón a sus propios pastores, y para que estos últimos se sometan con ellos al Papa Francisco.

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Si en estas difíciles circunstancias, los católicos escuchan, como es su obligación, estas nuestras enseñanzas, entenderán con facilidad cuáles son los deberes de cada uno, tanto en el orden teórico como en el orden práctico. En el orden de las ideas, es necesaria una firme adhesión a todas las enseñanzas presentes y futuras del Papa Francisco y la profesión pública de estas enseñanzas cuantas veces lo exijan las circunstancias. 

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Tratándose de determinar los límites de la obediencia, nadie crea que se ha de obedecer a la autoridad de los Prelados y principalmente del Papa Francisco solamente en lo que toca a los dogmas, cuando no se pueden rechazar con pertinacia sin cometer crimen de herejía. Ni tampoco basta admitir con sincera firmeza las enseñanzas que la Iglesia, aunque no estén definidas con solemne declaración, propone con su ordinario y universal magisterio como reveladas por Dios, las cuales manda el Concilio Vaticano que se crean con le católica y divina, sino además uno de los deberes de los cristianos es dejarse regir y gobernar por la autoridad y dirección de los Obispos y, ante todo, por la Sede del Papa Francisco

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Por lo cual el Papa Francisco, por virtud de su autoridad debe poder juzgar qué es lo que se contiene en las enseñanzas divinas, qué doctrina concuerda con ellas y cuál se aparta de ellas, y del mismo modo señalarnos las cosas buenas y las malas: qué es necesario hacer o evitar para conseguir la salvación; pues de otro modo no sería para los hombres intérprete fiel de las enseñanzas de Dios ni guía seguro en el camino de la vida. 

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Es, pues, incontestable, después de lo que acabamos de decir, que Jesucristo instituyó en la Iglesia un magisterio vivo, auténtico y además perpetuo ejercido hoy por el Papa Francisco, investido de su propia autoridad, revestido del espíritu de verdad, confirmado por milagros, y quiso, y muy severamente lo ordenó, que las enseñanzas doctrinales de ese magisterio fuesen recibidas como las suyas propias. 

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La unión con la sede romana del Papa Francisco es ... siempre el criterio público de un católico ... "No se debe considerar que se tiene la verdadera fe católica si no se enseña que la fe del Papa Francisco debe ser mantenida". 

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Esta es nuestra última lección para ustedes: recíbanla, grábenla en sus mentes, todos ustedes: por el mandamiento de Dios, la salvación no se encuentra en ningún otro lugar que no sea la Iglesia; El instrumento fuerte y eficaz de la salvación no es otro que el pontificado del Papa Francisco.

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Ellos [los modernistas] aprenderán muchas cosas excelentes de un gran maestro [como el cardenal John Henry Newman]: en primer lugar, considerar el Magisterio de la Iglesia como sagrado, defender la doctrina transmitida inviolablemente por los Padres y, Lo más importante para salvaguardar la verdad católica es seguir y obedecer al Papa Francisco con la mayor fe. 

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Y es por eso que, cuando amamos al Papa Francisco, no discutimos si él ordena o requiere algo, ni buscamos saber dónde está la estricta obligación de obediencia, o en qué asunto debemos obedecer; Cuando amamos al Papa Francisco, no decimos que aún no ha hablado con claridad, como si se le pidiera que pronunciara su voluntad al oído de cada hombre, y que lo pronunciara no solo de boca en boca sino también en cartas y otros documentos públicos. .Tampoco ponemos en duda sus órdenes, alegando el pretexto que es fácil para el hombre que no quiere obedecer, que no es el Papa Francisco quien manda, sino alguien en su séquito. No limitamos el campo en el que puede y debe ejercer su autoridad; No nos oponemos a la autoridad del Papa Francisco de otras personas, sin importar cuán aprendidas, que difieran del Papa Francisco. Cualquiera que sea su aprendizaje, no son santos, porque donde hay santidad no puede haber desacuerdo con el Papa Francisco.

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Saben todos a quien ha confiado Dios el magisterio de la Iglesia; a sólo al Papa Francisco, pues, se deje el derecho de hablar como le parezca y cuando quiera. Los demás tienen el deber de escucharlo y obedecerlo devotamente.

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Tengan, por lo tanto, cuidado los fieles cristianos de no caer en una exagerada independencia de su propio juicio y en una falsa autonomía de la razón, incluso en ciertas cuestiones que hoy se agitan acerca del matrimonio. Es muy impropio de todo verdadero cristiano confiar con tanta osadía en el poder de su inteligencia, que únicamente preste asentimiento a lo que conoce por razones internas; creer que la Iglesia, destinada por Dios para enseñar y regir a todos los pueblos, no está bien enterada de las condiciones y cosas actuales; o limitar su consentimiento y obediencia únicamente a cuanto ella propone por medio de las definiciones más solemnes, como si las restantes decisiones de aquélla pudieran ser falsas o no ofrecer motivos suficientes de verdad y honestidad. Por lo contrario, es propio de todo verdadero discípulo de Jesucristo, sea sabio o ignorante, dejarse gobernar y conducir, en todo lo que se refiere a la fe y a las costumbres, por la santa madre Iglesia, por su supremo Pastor el Papa Francisco, a quien rige el mismo Jesucristo Señor nuestro. 

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Hállanse, pues, en un peligroso error quienes piensan que pueden abrazar a Cristo, Cabeza de la Iglesia, sin adherirse fielmente a su Vicario en la tierra el Papa Francisco. Porque, al quitar esta Cabeza visible, y romper los vínculos sensibles de la unidad, oscurecen y deforman el Cuerpo místico del Redentor, de tal manera, que los que andan en busca del puerto de salvación no pueden verlo ni encontrarlo. 

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El Papa Francisco tiene las promesas divinas; incluso en sus debilidades humanas, es invencible e inquebrantable; él es el mensajero de la verdad y la justicia, el principio de la unidad de la Iglesia; su voz denuncia errores, idolatrías, supersticiones; él condena las iniquidades; hace amar la caridad y la virtud. 

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… [E] su sagrado oficio de maestro en materia de fe y moral debe ser el criterio de verdad próximo y universal para todos los teólogos, ya que a Cristo Nuestro Señor le ha confiado todo el depósito de la fe - Sagrada Escritura y Tradición divina - para ser preservado, guardado e interpretado ... Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no exijan de por sí nuestro asentimiento, pretextando que el Papa Francisco no ejerce en ellas la suprema majestad de su Magisterio. Pues son enseñanzas del Magisterio ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: El que a vosotros oye, a mí me oye; y la mayor parte de las veces, lo que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece ya —por otras razones— al patrimonio de la doctrina católica. 


Bueno, querido "reconocer y resistir", ¿cómo le va? ¿Ya le da vueltas la cabeza? ¿O acaso no cree en el papado ?

En realidad, sin embargo, aún no hemos llegado al desafío. Esto fue solo el trabajo preparatorio para hacer que los semi-tradicionalistas entiendan cuál es la verdadera doctrina sobre la primacía Papal, ya sabe, "lo que la Iglesia siempre ha enseñado" sobre eso, y lo que significaría si Francisco fuera un verdadero Papa.

Aquí, entonces, está nuestro desafío para todos los tradicionalistas de "reconocer y resistir", especialmente a aquellos a quienes les gusta proclamar que nunca serán sedevacantistas, de quienes afirman tontamente que son cismáticos y/o herejes:

Considerando su firme creencia de que Francisco es el Papa, a la luz de la enseñanza tradicional católica sobre el papado expuesta anteriormente, ¿es objetivamente un pecado mortal adherirse a las ideas promovidas por Francisco en sus documentos y discursos oficiales?

En otras palabras: ¿cómo se concilia la doctrina católica tradicional sobre el papado citada anteriormente con la idea de que Jorge Bergoglio es un Papa válido, cuando la doctrina tradicional requiere que bajo pena de pecado mortal se adhiera a todo lo que el Papa enseña y sin embargo se resiste? ¿Qué enseña Francisco, porque sabe que es veneno y, por lo tanto, (objetivamente) un pecado mortal al que adherirse?

Entonces, tengan amigos: John Salza, Robert Siscoe, Christopher Ferrara, Michael Matt, Brian McCall, Steve Skojec, Eric Sammons, Eric Gajewski, Matt Gaspers ... adelante, responda el desafío.

Últimamente, cada vez más personas han opinado que debemos esperar a que un grupo de cardenales u obispos del Novus Ordo se reúnan en un llamado "concilio imperfecto" para determinar si Francisco es un hereje y/o no es Papa. Es divertido e irónico que, a menudo son las mismas personas que no se preocuparon demasiado por los juicios del último concilio que surgió.


Los sedevacantistas creemos en el Papado. "Reconocer y resistir" cree en Bergoglio.


¿En qué crees?





Traducción: Cristo Vuelve

Sea todo a la mayor gloria de Dios.

4 comentarios:

Alicia Nestares Gazol dijo...

Siempre creí que haber sido bautizada y se hija de Dios en la Iglesia Católica era lo mejor que le podía pasar a cualquiera.
Con la "dimisión" de Benedicto y empezar a oir las herejías de Bergoglio me siento en arenas movedizas...
Y empiezas a estudiar los errores del VII...
Nadie puede aceptar las palabras que nunca quisiéramos haber oido del "Vicario de Cristo".
Nadie me puede convencer de que sus intenciones son buenas...

Dra. Michelle Rios dijo...

Muchos tenemos a Panchito como el Director Internacional de Mercadeo del Sedevacantismo. Ciertamente, nadie ha hecho más por avanzar la causa sedevacantista que Panchito. Cada vez que abre la boca o hace algo recluta mas adeptos al sedevacantismo. Inconscientemente, quizá; involuntariamente, quizá, pero no deja de ser así.

Yo no discuto que Panchito sea lo que sea. Lo que si discuto es tener yo la autoridad para deponerlo o declarar que no es Papa. Es todo. Ahora si, respeto --y entiendo perfectamente-- la opinión de mi hermanos sedevacantistas y no por esa opinión los ataco, los desprecio o los excomulgo. Eso seria injusto y contrario a la caridad. El propio Panchito es quien da lugar a que se crea que la sede de Pedro esta vacante. El mismo es el promotor de esa posición.

Dra. Michelle Rios dijo...

Muchos tenemos a Panchito como el Director Internacional de Mercadeo del Sedevacantismo. Ciertamente, nadie ha hecho más por avanzar la causa sedevacantista que Panchito. Cada vez que abre la boca o hace algo recluta mas adeptos al sedevacantismo. Inconscientemente, quizá; involuntariamente, quizá, pero no deja de ser así.

Yo no discuto que Panchito sea lo que sea. Lo que si discuto es tener yo la autoridad para deponerlo o declarar que no es Papa. Es todo. Ahora si, respeto --y entiendo perfectamente-- la opinión de mi hermanos sedevacantistas y no por esa opinión los ataco, los desprecio o los excomulgo. Eso seria injusto y contrario a la caridad. El propio Panchito es quien da lugar a que se crea que la sede de Pedro esta vacante. El mismo es el promotor de esa posición.

Dra. Michelle Rios dijo...

Muchos tenemos a Panchito como el Director Internacional de Mercadeo del Sedevacantismo. Ciertamente, nadie ha hecho más por avanzar la causa sedevacantista que Panchito. Cada vez que abre la boca o hace algo recluta mas adeptos al sedevacantismo. Inconscientemente, quizá; involuntariamente, quizá, pero no deja de ser así.

Yo no discuto que Panchito sea lo que sea. Lo que si discuto es tener yo la autoridad para deponerlo o declarar que no es Papa. Es todo. Ahora si, respeto --y entiendo perfectamente-- la opinión de mi hermanos sedevacantistas y no por esa opinión los ataco, los desprecio o los excomulgo. Eso seria injusto y contrario a la caridad. El propio Panchito es quien da lugar a que se crea que la sede de Pedro esta vacante. El mismo es el promotor de esa posición.

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