domingo, 2 de febrero de 2020

R.P. Leonardo Castellani: La Purificación de la Bienaventurada Virgen María





Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén a fin de presentarlo al Señor, según está escrito en la Ley de Moisés: “Todo varón primer nacido será llamado santo para el Señor”, y a fin de dar en sacrificio, según lo dicho en la Ley del Señor, “un par de tórtolas o dos pichones”. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo era sobre el. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Ungido del Señor. Y, movido por el Espíritu, vino al templo; y cuando los padres llevaron al niño Jesús para cumplir con él las prescripciones acostumbradas en la Ley, él lo tomó en sus brazos, y alabó a Dios y dijo: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, según tu palabra, porque han visto mis ojos tu salvación, que preparaste a la faz de todos los pueblos. Luz para revelarse a los gentiles, y para gloria de Israel, tu pueblo”. 
Lucas II, 22-32




Domingueras Prédicas I
R.P. Leonardo Castellani


La Purificación de la Bienaventurada Virgen María (1965)

Seguimos en la octava del Nacimiento hasta el Sábado próximo, la Circuncisión. El Evangelio es el de la Purificación de María. La ceremonia de la Purificación se llevó a cabo 40 días después del Nacimiento conforme a la Ley de Moisés (Levítico, cap. 12). Creo que la Iglesia pone la fiesta aquí enseguida a causa del reconocimiento del Mesías: por el anciano Simeón y a causa de su cántico que termina diciendo: "quod paras ti ante faciem omnium populorum - lumen ad revelationem gentium - et gloriam plebis tuae Israel, El Salvador que levantaste ante la faz de todos los pueblos - luz de revelación de los Gentiles - y gloria de tu pueblo de Israel". Ya expliqué el año pasado la importancia desta frase profética de Simeón: la religión que había sido un monopolio de los hebreos se abre a todos los pueblos del mundo y el Salvador va a llamar también a los Gentiles a quienes los judíos despreciaban llamándolos "goim" -y siguen llamándolos. Este episodio hace serie con la adoración de los Pastores y la adoración de los Magos. Cristo nació para todos.

Ayer dije el comienzo de la Carta a los Colosenses, en que San Pablo revela el misterio de la Primacía de Cristo en el Universo del cual es cabeza. Leeré hoy toda la perícopa:

"Es la imagen visible de Dios invisible,
Primogénito de toda criatura,
En el cual todas las cosas se cimentan -
Las del cielo y las de la tierra,
Las visibles y las invisibles,
Incluso todos los ángeles;
Todo por Él y en Él fue creado
Y Él está encima de todo
Y por El todo está en pie" (105)

Cristo es el Verbo de Dios por el cual fueron creadas todas las cosas; como Dios es el principio y fin de todas ellas; como hombre es visible y es el recapitulador o reunidor de las cosas disgregadas por el pecado. Prosigue San Pablo:

"Y Él es la cabeza
Del cuerpo que es la Iglesia;
Él es el Principio,
Él es el primer Resucitado,
Para ser en todo la Primicia
Porque en Él habita toda plenitud
Para reconciliar en Él todas las cosas,
Pacificándolas por la sangre de su cruz,
Las que están en la tierra y las del cielo" (106)

O sea, Cristo debe hacer la "anakefalaíoosis" o recapitulación del Universo. Esa palabra "recapitulación" viene de cabeza, "kefalée "; en castellano habría que decir "recabezación". Es decir, un nuevo elemento ha sido introducido en la Humanidad y él es divino: es Dios hecho hombre. Dios se ha emparentado carnalmente con la Humanidad, es hermano carnal, y no ya solamente Creador. Nuevo Adán, la Humanidad tiene un nuevo Principio y nueva cabeza -no todos sino los que quieran, los "hombres de buena voluntad" -o "de fe": "tées eudokías".

De modo que la historia seguida es ésta: Dios creó a los ángeles y una parte dellos se rebeló y cayó. La creación cayó con ellos, porque el jefe, Lucifer, era el ángel prepuesto al gobierno del Universo visible y por su caída no perdió ese poder, no podía perderlo; por eso Cristo lo llamó "el Príncipe des te mundo" y San Pablo lo llama no solamente el Príncipe sino el"Dios" deste mundo. Dios creó al hombre para reconquistar este mundo, puso a Adán en el Paraíso armado de todas armas, con dones especiales, para que él con sus descendientes (que habían de heredar esos dones) convirtieran a todo el mundo en Paraíso; que es lo que ahora quiere hacer la ONU o la UNO o la NU o la NO o como se llame. Adán desobedeció a su vez y perdió el Universo por segunda vez. Entonces Dios puso en marcha su tercer plan, que no puede fallar; porque lo lleva adelante Dios Hijo, que no puede pecar. "Él mismo vendrá y reunirá a los suyos" -dice el Profeta Isaías. Por eso Cristo es el Primogénito de toda creatura, la cabeza.

El pecado del ángel, el pecado de Adán y los pecados actuales han llenado el mundo de abrojos y espinas. Dios deja estar los abrojos y espinas, deja estar la Muerte, porque Él dijo: "Si coméis dese árbol, moriréis" -a fin de que el hombre conozca por fin lo que es el pecado. Pero la última carta la juega Él; esa carta es la Resurrección. Por eso Cristo murió y resucitó.

Hay una fábula o apólogo de Don Babel Manito que dice: Jesucristo bajó una vez del cielo a la ONU en Nueva York, no para hacer un discurso sino para preguntarles a los representantes de 270 naciones qué quejas tenían contra Él. Tenían la mar de quejas, el mundo andaba todo mal: había hambre en más de un tercio del mundo, había rebelión de pobres contra ricos, había guerras terribles, había carrera de armamentos nucleares, había explotación del hombre, que es lo que trae el hambre, había criminalidad, vicios y venganzas ... Etcétera. Entonces Jesucristo les dijo: "¿A Uds. no les gustan todas esas cosas?". Todos gritaron:" ¡No nos gustan nada!". Entonces Cristo les dijo: "Bien, si a Uds. no les gustan nada, no las hagan".

El albedrío del hombre inclinado al pecado y entregado al pecado hace proliferar los desastres humanos. Pero aun eso será reducido: el Universo se sujetará al hombre, el hombre se sujetará a Cristo y Cristo lo sujetará todo a Dios: para ser todo en todos -dice San Pablo.

Por medio de su Venida, de la cual hoy festejamos solamente la primera parte. La segunda debe venir -no por medio de la ONU.



Notas

105. Colas. 1, 15 sgts.

106. Ibid., vs. 18 sgts.





Sea todo a la mayor gloria de Dios.




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