CUARENTA MÁRTIRES DE SEBASTE,
† hacia el año 320 en Sebaste, Armenia
No andéis inquietos en orden a vuestra vida sobre lo que comeréis
y en orden a vuestro cuerpo sobre qué vestiréis.
(Lucas 12, 22)
- Los Cuarenta santos Mártires, de cuyo triunfo se hizo mención el día de ayer.
- En Apamea de Frigia, el triunfo de los santos Mártires Cayo y Alejandro, los cuales (según escribe Apolinar, Obispo de Hierápolis, en su libro contra los herejes Catafrigas), en la persecución de Marco Antonino y Lucio Vero, fueron coronados de un glorioso martirio.
- En Persia, el triunfo de cuarenta y dos santos Mártires.
- En Corinto, los santos Mártires Codrato, Dionisio, Cipriano, Anecto, Pablo y Crescente, que en la persecución de Decio y Valeriano, de orden del Presidente Jasón, fueron pasados a cuchillo.
- En África, san Víctor, Mártir, en cuya solemnidad predicó san Agustín un sermón al pueblo.
- En Roma, san Simplicio, Papa y Confesor.
- En Jerusalén, san Macario, Obispo y Confesor, por cuya exhortación Constantino Magno y santa Elena su madre, purificaron los Santos Lugares y los ennoblecieron con sagradas Basílicas.
- En París, el tránsito de san Droctoveo, Abad, discípulo de san German Obispo.
- En el monasterio de Bobbio, san Átalas, Abad, esclarecido en milagros.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
CUARENTA MÁRTIRES DE SEBASTE
Bajo el reinado de Licinio, Agrícola, gobernador de Sebaste, en Armenia, quiso forzar a 40 soldados a que abandonaran la fe. Fueron arrojados en un calabozo cargados de cadenas, y en lo más crudo del invierno fueron sumergidos en un estanque helado. Su oración común era: “Señor, cuarenta entramos en la lid, que cuarenta seamos coronados”. Uno de los guardias vio que un ángel traía treinta y nueve coronas y se preguntaba por qué faltaría una, cuando he aquí que uno de los cuarenta dejó a sus compañeros y fue a arrojarse en un baño de agua tibia preparado en la orilla. Con todo, la oración que rezaron no fue inútil, pues el guardia fue a ocupar el lugar del que había traicionado su fe.
MEDITACIÓN
SOBRE LA CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DIVINA
I. Abandónate enteramente a la Providencia de Dios; Él es omnipotente; en vano tratas de resistir sus órdenes. Mantente contento en la adversidad como en la prosperidad, persuadido de que nada sucede contra la voluntad o permisión divina. He aquí el secreto infalible para vivir dichosos y para agradar a Dios. Harás siempre la voluntad de Dios si quieres lo que Él quiere.
II. Dios conoce mejor que tú lo que necesitas. A menudo deseas lo que te resultaría nocivo, semejante eres en esto a los niños, a los insensatos, a los frenéticos, a quienes hay que quitarles el veneno por temor de que se den la muerte. Un día agradecerás a esta amable Providencia que te haya conducido por los caminos que ahora no comprendes. Agradece a Dios en la adversidad como en la prosperidad; y cuando todo te sale bien confiesa que no eres digno de tu felicidad (San Euquerio).
III. Dios te dará lo más útil para tu salvación. Es tu padre, ¿puedes dudar de su afecto? Te ama más de lo que tú te amas a ti mismo, puesto que dio su sangre para salvarte, mientras tú nada quieres hacer por tu salvación. Si estás afligido, recuerda siempre que es Dios quien permite lo que sucede, y que Dios es tu padre. Así como siempre es Dios, siempre es padre (San Eusebio).
La conformidad con la voluntad de Dios.
Orad por los huérfanos.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced, os lo suplicamos, que los gloriosos mártires cuyo valor en confesar vuestro nombre hemos admirado, nos hagan experimentar los efectos de su piadosa intercesión junto a Vos.
Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
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