lunes, 28 de marzo de 2016

Conferencia: San Agustín y la Conversión





San Agustín y la Conversión

Conferencia del Prof. Dr. Antonio Caponnetto

Tercera conferencia del ciclo "Los Clásicos", auspiciado por el Centro de Estudios Nuestra Señora de la Merced

7 de Mayo de 2009


El Prof. Dr. Antonio Caponnetto nos habla, en esta conferencia, del gran San Agustín, modelo de escritor sacro, pero sobre todo de Obispo.

La misma consta de varias partes, que el disertante ha hilvanando metódicamente. En la primera se analizan algunas de las paradojas de San Agustín, como la de sus padres, la de amar sin conocer el Amor, o la del reconocimiento mundano y el hastío del mundo. En la segunda se enuncian las principales razones que explican la vigencia agustiniana. Por ejemplo, el hondo análisis que hace el santo del concepto de felicidad o del hombre interior. En la tercera se enuncian los grandes principios rectores del pensamiento agustiniano: la doctrina de la iluminación, la de la participación, la lucha de la Ciudad de Dios contra la Ciudad de los Hombres, la de la educación como Pedagogía del Verbo.

Finalmente se relata las circunstancias en las que el Santo vio acercarse la muerte: en aquellos tiempos, los Vándalos, tras un imparable avance, rodeaban la ciudad de Hipona. Los campos habían sido devastados, las ciudades arruinadas, los asesinatos ensangrentaban la tierra. Pero a pesar de todo, San Agustín no se amilanó; siguió enseñando, escribiendo, predicando. Recordando las palabras que Cristo le había dicho a un obispo que agonizaba: "Si tienes miedo de sufrir en la tierra y de ir al cielo, no puedo hacer nada por ti", escribió: "Quien ama a Cristo no puede tener miedo de encontrarse con Él, si decimos que amamos a Cristo y tenemos miedo de encontrarnos con Él cara a cara deberíamos cubrirnos el rostro de vergüenza".

En este tiempo en que el mundo parece haber enloquecido, en que los enemigos de la Iglesia están enquistados en su seno y maquinan su destrucción, pidamos a San Agustín que interceda ante el Trono de la Misericordia a fin de que los Obispos católicos no tengan miedo de sufrir en la tierra por testimoniar a Cristo y así sean dignos de encontrarse con Él. Pidamos a San Agustín que interceda ante Dios Todopoderoso para que los Obispos católicos no sean cuervos roncos y pendencieros que graznen diciendo "Mañana, Mañana", canción perezosa de los que no quieren luchar ahora; porque el combate es hoy. Que sean en cambio fuertes, clarividentes, viriles, piadosos, capaces de enfrentar a los vándalos, no de pactar con ellos.

Por todo esto y para que podamos obtener la fuerza de su conversión, la clarividencia de su doctrina, la virilidad que tuvo contra los herejes, la piedad de morir recitando los salmos, digamos con toda la fuerza de nuestras almas: ¡San Agustín de Hipona, ora pro nobis!.




Fuente: Página Católica




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