domingo, 27 de mayo de 2018

R.P. Leonardo Castellani: Fiesta de la Santísima Trinidad





En aquel tiempo Dijo Jesús a sus discípulos: “Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizandolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que Yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del siglo”.
Mateo 28, 18-20




"Domingueras Prédicas I"
R.P. Leonardo Castellani


Fiesta de la Santísima Trinidad

Los españoles llamaron a esta ciudad donde estamos "Puerto de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora de los Buenos Aires", de cuyo nombre largo ahora apenas resta la cola. También San Juan, que anteayer cumplió 400 años, se llamó "de la Santísima Trinidad y el apóstol San Juan". Todas las ciudades argentinas antiguas se fundaron en el nombre de la Santísima Trinidad. Que ahora la Trinidad las proteja; no lo hará si nosotros no la ayudamos.

En el Domingo de la Trinidad leemos las últimas palabras de Cristo antes de subir a los cielos -lo que llaman la Misión Apostólica- dejándonos pobres y tristes en la tierra.

¡Ay nube envidiosa!
¿Do vuelas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán tristes ,ay, nos dejas!
¿Y dejas, Pastor Santo,
Tu grey en este valle hondo oscuro
En soledad y llanto
Y tú, rompiendo el puro
Aire, te vas al inmortal seguro?

Nos dejó la esperanza del cielo, y el Espíritu Santo: y la revelación del Misterio de la Santísima Trinidad, revelación definitivamente cumplida con estas palabras: "bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Bautizar es lavar los pecados, y lavar los pecados sólo Dios puede hacer; y no dijo en el nombre de Dios, sino del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y no dijo en los nombres, sino "en el nombre", en singular. Cuando Cristo dijo por primera vez al hidrópico: "Perdonados te son tus pecados", se escandalizaron los judíos y dijeron: "Este blasfema: ¿quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?" Tenían razón: sería ridículo que un sacerdote dijera en el confesonario: "Yo te perdono en el nombre de San Pedro, de San Cayetano y de Santa Teresita" -o ni siquiera de la Virgen Santísima.

Decimos que la Santísima Trinidad es un misterio. Jesucristo nos comunicó un secreto, el secreto de la interna vida divina, y por supuesto no lo entendemos hasta que participemos desa misma vida en la gloria eterna. ¿Para qué diablos nos enseñó una cosa que no podíamos entender? Justamente para eso, para que realizáramos que a Dios no lo podemos entender; pues no conoce bien a Dios el que cree conocer a Dios; como los hombres del siglo pasado tan ufanos con su "Dios fuente de Razón y Justicia", un dios falsificado, un ídolo, cortado a la medida del hombre como todos los ídolos, para poder engreírse el hombre y adorarse a sí mismo. La fe humilla al entendimiento humano, el cual es propenso al engreimiento: lo pone en su lugar. Cuando el hombre pierde la fe se pone a adorarse a sí mismo, es decir, a la obra de sus manos,contra el segundo mandamiento (o el primero si quieren): "no adorarás la obra de tus manos". La Trinidad del mundo actual es ésta: el Estado, el Dinero y la Técnica -obras de la mano del hombre: muchísimos hombres hoy día adoran esa Trinidad, que son tres y son uno: en el fondo son el entendimiento y la voluntad del hombre.

Y otra cosa: si a Dios no lo podemos entender no quiere decir que no lo podemos entender algo, quiere decir que en esta vida no lo entenderemos DEL TODO. Pero si ojean el"Tratado sobre la Trinidad" de San Agustín, el libro teológico más grande que se ha escrito, verán cuántas cosas de Dios podemos entender; y todos los teólogos y filósofos de la Cristiandad hicieron durante 10 siglos un trabajo inmenso (de cuyos restos vive todavía la filosofía moderna) para tratar de esclarecer la Trinidad, y para probar que ella no es imposible, absurda, contradictoria; que no somos unos bobos que creemos que tres dioses son un dios, tres personas son una persona, tres naturalezas son una naturaleza, "tres es uno y uno es tres", como dice el bobo de Carlyle, gran sí es un bobo, en este punto almenos: no escritor inglés, que es contradictorio que en una naturaleza misma subsistan tres focos de vida personal, tres Y dos; pero jamás lo hemos visto, no existe eso entre las cosas creadas; y así no lo podemos imaginar. Podemos imaginarlo un poco, sí, pero muy de lejos: la memoria, el intelecto y la voluntad en nuestra alma son tres y son uno, y son la misma alma; pero no son tres substancias.

San Agustín dice: "Confieso esto: que no entiendo (el misterio) y que no lo entenderé hasta estar en el cielo". Cuando estudiaba me enseñaron un montón de cosas durante un año acerca de las "procesiones, relaciones y circumincesiones* divinas". Lo único que recuerdo ahora es que "en Dios hay una natura, dos procesiones, tres personas, cuatro relaciones reales y cinco nociones". Pídanme les explique eso y "kaputt", no lo sé. He caído en lo mismo de San Agustín: "En el cielo lo sabremos". (No digo haya sido inútil eso que me enseñaron).

Una enfermera me preguntó ayer: -¿Ud. sabe cómo es el cielo?- No lo sé- ¿Se lo imagina almenos?- No me lo imagino "al inmortal seguro", como lo llama Fray Luis de León. El cielo, el infierno, el pecado, la humanidad de Cristo, la grandeza de la Santísima Virgen son misterios porque tocan de cer~a a Dios. Todo lo que tiene relación inmediata con Dios, incluso la santidad, tiene algo de infinito y no lo podemos por tanto abarcar del todo; pero podemos comprender lo suficiente para evitar el infierno y conseguir el cielo, para "salvarnos". -¿En el cielo comprenderemos la Trinidad?- Sí (39) - ¿Y eso nos hará felices? -Ciertamente- ¿De qué manera?- No lo sé.

Existe el chiste ese de la mamá que estaba explicándole el catecismo a su nene y le describía cómo era el cielo -que ella se imaginaba: los angelitos, las nubes y nosotros con un arpa en una mano y una palma en la otra contemplando la cara de Dios; y el chico dijo: "Mami, y si nos portamos bien toda la semana, los Domingos ¿podemos ir al infierno a divertirnos un rato?" La Iglesia se contenta con decirnos que es "el descanso eterno y la luz perpetua". No es poco. San Juan en el"Apokalypsis" dice que enjugará Dios todas nuestras lágrimas y no habrá más llanto ni herida ni temor ni dolor" -y sobre todo, no habrá más crímenes. Los crímenes son la causa de todo el dolor y el temor que hay sobre la tierra -y en la Argentina. Esta nación está llena de crímenes impunes ¿y nos extrañamos de que haya inflación, de que haya hambre y de que haya catástrofes? "La impunidad de un crimen es mucho peor que el mismo crimen" -dijo un gran argentino; el cual naturalmente murió exiliado y calumniado: él era bueno o malo, no lo sé; pero él creía eso que dijo. Una nación donde no haya castigo para los crímenes es el "paraíso de los ladrones" -como se ha llamado a esta nación. Roguemos por ella. N o entrarán los ladrones en el Paraíso de la otra vida, ciertamente y por mucho que roben, sus fortunas les van a costar muy caro.

San Pablo dijo del cielo simplemente que "ni ojo vio, ni oído oyó, ni en corazón de hombre se llegó a imaginar lo que Dios tiene preparado a los que le sirven". Jesucristo se limitó a comparar la gloria del cielo con "un banquete de bodas". Esta semana he mandado a la imprenta un libro sobre la resurrección de la carne, después de la cual los justos reinarán con Cristo mil años sobre la tierra -y en los astros quizás- conforme enseña el Apóstol San Juan. Es algo peligroso de explicar, y sobre todo, no hay tiempo. Quedémonos con lo que dice sobriamente la Iglesia rogando por los difuntos: "locum refrigerii, lucís et pacis ut indulgeas deprecamur" -" dales, Señor, te rogamos, el lugar del refrigerio, de la luz y de la paz". Quiere decir que el Purgatorio es un lugar donde sufren sed, oscuridad y ansiedad las almas; sed de Dios, oscuridad acerca de Dios e inquietud acerca de su propia suerte; y la revelación de la Trinidad vista cara a cara les da de golpe comida y bebida, luz y tranquilidad para siempre. "Veremos y viviremos; viviremos y amaremos; amaremos y gozaremos; así será en el fin sin fin".



Notas

39. Castellani quiere decir que en la gloria tendremos un conocimiento directo y penetrante de Dios: lo veremos claramente sin comprenderlo. En sentido propio comprender es conocer algo tanto cuanto es cognoscible. Ya que Dios es infinito, ninguna creatura (limitada en su ser y en sus operaciones) puede conocerlo de esta manera.
La visión beatífica tiene diversidad de grados porque es proporcional a la gracia y los méritos que el bienaventurado poseyó en esta vida.





Sea todo a la mayor gloria de Dios.


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